¿QUÉ QUIEREN?¿QUE LA GENTE NO LEA?

por Revista Cítrica
Fotos: Juan Pablo Barrientos
16 de enero de 2019

El Gobierno de la Ciudad le declaró la guerra a los libros. Y a los libreros y las libreras. Y también al Parque Rivadavia.

El Gobierno de la Ciudad le declaró la guerra a los libros. Y a los libreros y las libreras. Y también al Parque Rivadavia. “No puedo hablar del bajón que tengo porque son una porquería. Se me metieron acá, me rompieron todo el puesto. Mirá, acá tengo una catarata”, nos dice Esther, quien ahora tiene su puesto en Rivadavia y Doblas. “Yo sabía y lo dije, si me levantan el puesto se me desarma”, explica. Y eso le pasó. Al Gobierno de la Ciudad no le importó que llevara 35 años allí, ni lo que su puesto -uno de los 100 que se distribuyen por el parque- representa como parte de la cultura de la Ciudad. “Me parece injusto todo lo que pasa. Soy una laburante, no me pueden hacer esto. Mi pecado es ser pobre, y eso me duele. Estoy muy dolida con todo esto”, se lamenta Esther: “Tengo un dolor en el alma que no paro de llorar. Encima hace un mes me quede en la calle porque no puedo pagar más el alquiler”.

¿Hay algo más triste que un libro arruinado por una lluvia? “A muchos puesteros se les mojó todo. Los libros no salen baratos, si se te mojan se arruinan. Este es un ataque al espacio verde, a la cultura, al trabajo. A todo. Estamos hablando de libros. ¿Qué buscan fomentar?¿Que cada vez haya más gente que no lea? ¿Que no se compren libros? ¿Que la gente no piense?”, se pregunta Soledad, otra librera de Parque Rivadavia, desalojada de su puesto y reubicada en un espacio sin toldos ni electricidad, donde les da el sol todo el día, y si llueve se mojan.

Laura también se hace preguntas: “Para ellos, todo lo que hacemos es ilegal: ¿Qué es legal? ¿Que estemos mojándonos? ¿Que se nos rompa todo? ¿Que perdamos nuestra mercadería?”.

Sucede que a partir de la sanción del Nuevo Código Urbanístico, en diciembre pasado, parte de la normativa autoriza la apertura de la calle Beauchef, entre Rivadavia y Rosario, en el espacio donde libreros y libreras alimentaban la cultura porteña, en un extremo del parque Rivadavia lindero a la Escuela Normal N° 4 "Estanislao S. Zeballos", quitándole 1.290 m2 de su superficie al parque.

De Ambiente y Espacio Público no reciben respuestas, de ningún sector del Gobierno; solo reciben condiciones de cómo y dónde deben trabajar; pasan lista, maltratan y amenazan a libreras. Están destruyendo uno de los lugares más emblemáticos de la Ciudad. ¿Esa es la cultura que queremos?

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