Una travesía inolvidable en defensa de los humedales y los carpinchos

por Revista Cítrica
Fotos: Hernán Vitenberg
23 de agosto de 2021

Cómo se vivió desde adentro la remada que recorrió 350 km por el Paraná para exigir una ley que proteja los humedales antes de que el proyecto pierda estado parlamentario. La política institucional, la vitalidad del río y el valor de los roedores en la discusión pública.

Por Juan Camelia, integrante de la Multisectorial Humedales.

Las sensaciones de la travesía por el Paraná remando 350 kilómetros hasta Buenos Aires todavía están en ebullición. Fue todo muy intenso: el gasto físico, energético, emocional, mental, las cosas que vivimos… pasó de todo. La exposición a la intemperie, el viento, el sol, los lugares, la gente, los remos y demás, me deja la sensación de que esa semana viví mucho tiempo, como si hubiera vivido varios meses condensados en una semana.

Ahora siento que tengo más argumentos para defender los humedales. Mucho lo sabíamos de leer libros o de haber escuchado, pero en la remada lo vi con mis propios ojos y me siento más fuerte a nivel argumental para defender esta causa. Vi de primera mano la depredación, los lugares hipercontaminados, los afluentes industriales cayendo directamente al río sin filtros. Todo lo que denunciamos tiene asidero.

También me dejó mucha gratitud para con las personas comunes y corrientes que se acercaron, nos trajeron regalos de todo tipo y palabras de aliento. Me quedó la sensación de que hay una empatía social fuerte. La solidaridad social y la comprensión de la causa es toda una noticia, porque no sabíamos cómo lo iba a tomar la gente o qué reacciones iba a haber, y todo fue 100 por ciento positivo.

Noto una grieta profunda entre el sentir popular, la empatía con el río y la comprensión de su vitalidad, y el desprecio de esa mirada y la primacía de razones económicas.

Esa gratitud se contrapone con la actitud de la clase política, que nos deja una sensación de mucha desprotección. Es la confirmación de cómo se manejan los diseños de las políticas públicas y quiénes son los agentes que diseñan el territorio. Después de lo que vivimos me llevo también la confirmación del descreimiento hacia las instituciones. 

Hay una absoluta incomprensión del momento regional y mundial que estamos viviendo. Por un lado, la bajante del río Paraná que fue histórica, porque hace 100 años que no se lo veía tan flaco al río; pero también hay una falta de comprensión de las consecuencias globales de la pandemia y de que el agua es la principal fuente de salud. Noto una grieta profunda entre el sentir popular, la empatía con el río y la comprensión de su vitalidad, y el desprecio de esa mirada y la primacía de razones económicas que no tienen nada de estratégicas.

En el Congreso nos recibió el diputado Leonardo Grosso (Frente de Todos), presidente de la Comisión de Recursos Naturales y Conservación del Ambiente Humano; y sus colegas Daniela Vilar (Frente de Todos) y Enrique Estévez (Partido Socialista). El proyecto de ley ya pasó por la comisión de Grosso, donde ya fue discutido, y ahora falta que lo consideren otras comisiones de Diputados: Intereses Marítimos, Fluviales, Pesqueros y Portuarios; Presupuesto y Hacienda; y Agricultura y Ganadería. En esta última comisión, particularmente, está trabado el trámite legislativo.

La respuesta que nos dieron fue muy franca, admitiendo los muchos intereses económicos que están impidiendo el avance de la ley. Esas mismas palabras usaron. Nos dijeron que es muy probable que vuelva a perder estado parlamentario a pesar de la gravedad de la situación. De alguna manera, también, nos felicitaron tibiamente por poner en agenda esta temática y, un poco cínicamente, nos alentaron a seguir. Lo de cínico es porque se mostraron como compañeros de lucha y, al mismo tiempo, nos dieron propuestas de avance concreto muy pobres. 

Después de la reunión con diputados en el Congreso me llevo la confirmación del descreimiento hacia las instituciones.

Algo para destacar es el compromiso de generar un encuentro entre los ministros de Ambiente de Santa Fe y Entre Ríos con la Multisectorial. Lo otro valioso es que se comprometieron a tomar nuestro pedido de que se reúna un plenario de comisiones (las tres que falta que discutan el proyecto) para discutir en conjunto y que no pierda estado parlamentario, algo que puede volver a suceder si no se trata antes de diciembre. Una posibilidad muy lejana es que el Presidente diga que se trate en sesiones extraordinarias.

Con respeto al tema de los carpinchos, el abordaje de los medios de comunicación es gracioso, por no decir también cínico. Apareció la palabra “invasión” para hablar de los carpinchos: “Hay invasión de carpinchos en el humedal”. Es una manera tergiversada de plantearlo, porque los barrios privados están asentados sobre el humedal, que es el hábitat natural de los carpinchos. Si hay un invasor, el carpincho no es, porque es oriundo de ese espacio. Pero así presentaron la noticia: hay carpinchos invasores, peligrosos, que atacan a los perros. Es un abordaje cínico del tema. 

A la vez, me parece que comunicacionalmente ayuda a la lucha, porque es otro motivo para hablar de la necesidad de que esta ley salga ya, con urgencia. Los carpinchos nos vienen a recordar eso. Hay que aprovechar la aparición pública de los carpinchos para traer a la mesa la discusión sobre la Ley de Humedales.

Desde los medios de comunicación están tratando de hacer una interpretación light y llevándolo a lo chistoso. Depende de quienes queremos discutir para el otro lado usar el insumo de los carpinchos a nuestro favor, ya que está disponible en la sociedad.

 

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