Ley de Envases: "Es importante para que los cartoneros seamos reconocidos"
por Revista CítricaFotos: Prenda FACCyR
27 de noviembre de 2021
Además de reducir el daño que le hacemos a la naturaleza, el proyecto de Ley de Envases con Inclusión Social podría mejorar la calidad de vida de cartoneros y recicladores: un sector de la sociedad que sobrevive en los márgenes y gracias a su trabajo evita que colapse el sistema. "Nosotros frenamos el impacto ambiental", dicen.
En Argentina se generan a diario 50 mil toneladas de residuos que terminan en basurales a cielo abierto, rellenos sanitarios, ríos o en el mar, contaminando el ambiente y a las comunidades. La mayor parte de los residuos son envases post consumo, es decir que fueron colocados en el mercado sin importar el perjuicio que ocasionan una vez que son desechados.
Casi la totalidad de lo que se descarta podría ser reutilizado, sin embargo se recupera sólo el 8% gracias al trabajo que hacen en los barrios recicladores urbanos, cartoneros y carreros, de los cuales la mayoría viven y trabajan en condiciones indignas.
Para cambiar el guión de esta historia con tintes apocalípticos es necesario que se discuta en la Cámara de Diputados el proyecto de Ley de Envases con Inclusión Social. La ley, además de ayudar a reducir el daño que le hacemos a la naturaleza, apuesta por que haya más igualdad, se amplíen los derechos y se reconozca el laburo de un sector invisible que evita que colapse el sistema y nos tape la basura.
“Somos muchos y muy pocos estamos reconocidos y organizados. Calculamos unos 200 mil en todo el país, y sólo el 10% de los compañeros cumplen horarios, tienen obras sociales, ropa de trabajo. El resto no tiene nada”. El que habla es Matías Capoblanco, cartonero desde hace más de 20 años y referente de la Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores Urbanos (FACCyR).
Impulsada por el Ejecutivo, la ley tuvo aval en las comisiones de Recursos Naturales y la de Presupuesto, más allá de las críticas y la resistencia de la oposición y el lobby empresario. Bajo el concepto de “responsabilidad extendida”, persigue la misión de hacer responsables a los fabricantes por los envases que sacan al mercado y no son reciclables. Para eso fija una “tasa ambiental” que no superará el 3% del valor del producto, dependiendo de cuán reciclable es el envase.
Con lo recaudado por el pago de esa tasa se creará un fideicomiso, administrado por la banca pública, que entre otras cosas servirá para promover la inclusión de las y los recicladores, impulsar la valorización de los envases y fomentar el desarrollo del ecodiseño. La creación de una tasa ambiental y la generación de un sistema propio de recolección y reutilización fueron los puntos de la ley más cuestionados por sectores de la industria y por legisladores de la oposición, que plantean autorregularse sin la supervisión del Estado.
“Dicen que la ley va a impactar en las góndolas pero es mentira –sostiene Matías–. Ellos se enriquecieron durante mucho tiempo a costilla de la gente que tira de un carro 14 horas por día, son pequeños centavos por envase para que empiecen a pensar en un producto que no termine enterrado. El impacto ambiental lo frenamos nosotros”.
"Somos unos 200 mil en todo el país, y sólo el 10% de los compañeros cumplen horarios, tienen obras sociales, ropa de trabajo. El resto no tiene nada”.
Y agrega: “Es la primera vez que discutimos a la par. La intención de esta ley es que reciclemos más, que haya un compromiso humano, no sólo del reciclador sino también de los vecinos y los comerciantes. No se trata de cartonear por necesidad, sino para cuidar el futuro de nuestros hijos”.
Actualmente el país importa materia prima reciclada: en 2020 se calcularon más de 90 mil toneladas de residuos, que sin dudas podrían haberse recuperado a nivel local si hubiese financiamiento y un fortalecimiento del sistema de reciclado en los territorios.
“Que ese material reciclable termine en las manos de los trabajadores que vienen evitando un colapso sanitario –dice Matías–. Que los basurales se transformen en plantas de procesamiento, que las cooperativas tengan toda su maquinaria, que los compañeros carreros estén reconocidos. Esta política viene a abrazar todas esas luchas que venimos dando”.
“No queremos que Argentina sea el basural del mundo”
Jacquelina Flores, dirigente nacional cartonera, integrante del Movimiento de Trabajadores Excluídos (MTE) y de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) participó de la manifestación en Corrientes y Callao que denunció las consecuencias del decreto que habilita la apertura indiscriminada de la importación de basura.
“En plena pandemia, discutimos si nos van a dar guantes y barbijos”
Jackie Flores, la referente cartonera que encabeza el Programa de Promotoras Ambientales de la Ciudad de Buenos Aires, habla sobre las luchas ganadas junto a sus compañeras, la incidencia del feminismo popular en su trabajo y las estrategias recientes para enfrentar la emergencia generada por el COVID-19.
Vivir entre la basura, morir en el basural
Un cartonero fue aplastado por un camión compactador en Pergamino, en un basural al que asisten unas 100 personas a diario para sobrevivir. "Los basurales a cielo abierto son una bomba de tiempo", dice un militante territorial que conoce la precariedad de quienes viven de los residuos en la provincia de Buenos Aires.