Compartir

El cine nacional, según Sampaoli

por Agustín Colombo
05 de septiembre de 2017

Reconocido por su fanatismo rockero, el técnico de la Selección le mostró a Cítrica su costado más cinéfilo y eligió sus cinco películas argentinas favoritas. Un hombre que ve dos filmes por día y que encuentra en la ficción elementos para aplicar a su método de trabajo.

Cuando vio El ciudadano ilustre, Jorge Sampaoli se reconoció enseguida. Sintió que Daniel Mantovani (protagonizado por Oscar Martínez), el escritor condecorado mundialmente que vuelve a su pueblo natal, Salas, podría ser una analogía bastante precisa de su vida. De la vida del que hoy es el técnico de la selección argentina. “Es lo que siento y me pasa a mí con Casilda”, dice ahora. “Me gustó mucho porque me sentí muy representado. Cada vez que vuelvo a Casilda, me hacen sentir como a Oscar Martínez en la historia. Es mi ciudad y de ahí recopilé todos mis aprendizajes con gente muy especial. Pero, a su vez, hoy estoy desmedidamente reconocido y choco con realidades del pasado que se vuelven muy graciosas”, dijo antes, cuando todavía era el técnico del Sevilla, en una entrevista con el sitio Goal.

Quizás Sampaoli no sepa que a Javier Mascherano, uno de los emblemas de esta generación, un dirigente de AFA le acercó, a principio de año, la misma película luego de que el mediocampista contara la angustia que siente cuando es criticado por los medios y por los hinchas. “Yo vengo de Barcelona a Buenos Aires, que son 12 horas de vuelo, por sólo tres días: llego, entreno, duermo y juego. Ni siquiera puedo ir a visitar a mi familia a mi pueblo. Y encima recibo palos de todos lados: soy el culpable de todas las derrotas”, le había dicho Masche a ese dirigente, que intentó consolarlo y, al otro día, le acercó la película de Mariano Cohn y Gastón Duprat: era una buena síntesis de lo que había descripto. 

Un rara avis

En estos dos meses, desde que fue presentado como nuevo entrenador nacional, de Jorge Sampaoli empezamos a saber, semana a semana, cada una de sus mañas, de sus gustos y hasta de sus defectos. En un país como el nuestro, ser el técnico de la Selección tiene esas consecuencias: de repente, el pelado que nos daba curiosidad en el Mundial de Brasil, el que nos ganó en la final de la Copa América en Chile, el que empezamos a descubrir como entrenador del otro lado de la Cordillera, quedó bajo el ojo panóptico de los cuarenta y cinco millones de argentinos y argentinas que lo diseccionan todo el tiempo.

No fueron ni su estilo de trabajo, ni su tacticismo 2.0, ni sus obsesiones para clasificar al equipo nacional al Mundial de Rusia lo que convirtieron a Sampaoli en una suerte de rara avis en el mundillo de la pelota. Fue, por lo contrario, todo lo otro: su fanatismo por el rock en general y por Callejeros en particular, su interés por la política –hace unos años se declaró kirchnerista y admirador de Néstor Kirchner y Cristina Fernández– y hasta su cita a José Larralde en la primera conferencia de prensa con el buzo de la AFA. 

Pero además de la música, tatuada a lo largo de su brazo como símbolo de fidelidad eterna,  Sampaoli es un ávido consumidor del cine nacional: ve y analiza películas argentinas desde que empezó su carrera como técnico en Perú, quizás como un modo de viajar o enlazarse con sus orígenes. “La globalización te hace ver siete horas de partidos y quizá nada de fútbol. Por ahí, yo encuentro mejores cosas para el fútbol, como ver una película. Porque ahí puedo encontrar una apertura de algo que yo necesitaba para un equipo”, teorizaba Sampaoli en esa entrevista con el sitio Goal.

Quizás por eso, durante su estadía en Sevilla, el entrenador se hizo adepto a los festivales de cine independiente, y se jactaba de ver dos películas por día. De cada una aprendía algo que luego llevaba –consciente o inconscientemente– a su método de trabajo. Eso le está pasando ahora con Merlí, una serie catalana sobre un profesor de filosofía que experimenta nuevas estrategias de enseñanza con sus alumnos y alumnas. Y eso le pasó con Un oso rojo, otra de las cinco películas nacionales que eligió ante la pregunta de Cítrica. El film que dirigió Adrián Caetano fue el que más le gustó con Julio Chávez como actor protagónico. Vale aclararlo: el DT de la Selección tiene fascinación por Chávez. Lo fue a ver al teatro, vio varias veces El puntero (la serie que se emitió en El Trece en 2011) y dicen, en el entorno del entrenador, que hasta aprende de sus gestos. Ser técnico –sobre todo técnico de la selección argentina– requiere también de un aprendizaje actoral: a veces hay que esquivar las balas retóricas, lanzar eufemismos y esconder o exaltar los sentimientos.

Pero además de El ciudadano ilustre y Un oso rojo, casi como si tuviera el listado preparado para cuando llegara el día de la pregunta, Sampaoli enumeró las otras tres rápidamente: Tiempo de Valientes, Luna de Avellaneda y El secreto de sus ojos. De Luna de Avellaneda (dirigida por José Luis Campanella) rescató su argentinidad: el club de barrio como metáfora romántica de un país que se cae y se levanta todo el tiempo. De Campanella también eligió El secreto de sus ojos, la película que consagró para siempre al director luego de ganar los Premios Óscar como mejor película extranjera, en 2010. 

En el otro extremo, quizás por su hilarante sentido del humor, el DT mencionó a Tiempo de Valientes, la ópera prima de Damián Szifrón, que ya había obtenido prestigio y reconocimiento por la magnífica serie Los simuladores. “El guión y la historia son geniales”, dice Sampaoli, recordando la escena en la que Alfredo Díaz (Luis Luque) y Mariano Silverstein (Diego Peretti) se dieron cuenta, mientras silbaban, que el payaso plin plin y el feliz cumpleaños tienen la misma melodía. Quizás, en algún pasaje de esa película o de todas las otras, Sampaoliencuentre la llave que le permita llevar a la selección adónde todos queremos: el Mundial de Rusia. 

El documental negado

Sampaoli, un hombre que ve películas y series todo el tiempo, es protagonista de un documental que nunca verá. Al menos eso dicen los medios de Chile del film El zurdo, la revancha del ninguneado, del director Roberto Cox, que retrata la vida del actual director técnico de la selección argentina, y reúne imágenes inéditas de su tiempo como jugador y testimonios de quienes lo vieron crecer en Casilda, donde “como muchas localidades del interior de Argentina, viven el fútbol con una pasión desmedida”, según consideró el director. Cuando se estrenó el documental, a fines de 2016, la prensa chilena dio cuenta de que el entrenador estaba muy molesto por el título, y que por eso adelantó que no lo vería.