El sociólogo e investigador del movimiento sindical argentino, Nicolás Damin, explica por qué la huelga general de este jueves puede incidir en el horizonte electoral del Gobierno. Los efectos de un dÃa tenso.
El tema de la semana --al menos el tema polÃtico-- es el paro general convocado por la CGT y al que adhieren la mayorÃa de las centrales obreras del paÃs. La izquierda y el peronismo (en sus variadas formas), las dos CTA y las diversas organizaciones sociales se unirán bajo una misma consigna, que podrÃa sintetizarse en tres vértices: “basta de despidos”, “no al techo en paritarias” y la exigencia de un “cambio en el modelo económico” que erosiona, poco a poco, el tejido industrial.
Mientras que los gremios anuncian un paÃs virtualmente parado, el Gobierno busca relativizar sus alcances con declaraciones altisonantes de sus principales figuras: el presidente Mauricio Macri, la gobernadora MarÃa Eugenia Vidal y el jefe de Gabinete, Marcos Peña. Algunos medios masivos, siempre atentos al rating, toman esa disputa retórica para instalar que la huelga responde, otra vez, a la “grieta” que existe en la sociedad. Sin embargo, el sociólogo Nicolás Damin, becario del CONICET y especialista en estudios laborales, afirma que la medida de fuerza excede a cualquier polarización, y anticipa que tendrá una dimensión similar a las de la década del ochenta, con Saúl Ubaldini de un lado y Raúl Alfonsin del otro. “Por el nivel de adhesión y por el contexto, va a ser el paro más fuerte en 30 años”, dice Damin.
--¿Por qué?
--Por la cantidad de gremios y trabajadores que van a estar afectados a la medida de fuerza. Por primera vez desde que sancionó la Ley de Asociaciones Sindicales, que se votó en 1988, va haber un paro con casi la totalidad de los sindicatos. Los que no van a parar son sindicatos muy menores, salvo UATRE, del Momo Venegas, que es numeroso. El resto son algunos taxistas, algunos petroleros, algunos gastronómicos, los que levantan granos y los motoqueros. Pero el núcleo duro, los más grandes y los más emblemáticos, paran.
--¿Crees que las declaraciones del presidente Mauricio Macri harán que baje el nivel de adhesión?
--Lo que se evidencia es que la primera estrategia que tuvo el Gobierno con el paro es tratar de acercarse a los gremios. Es decir, darles concesiones, prometerles un cambio en el modelo económico y negociar la paz social. Esa estrategia fracasó, y pasó a una segunda fase que fue de confrontación, hasta ahora verbal.
--¿De qué manera puede profundizarse esa confrontación?
--De múltiples maneras. Una, por ejemplo, podrÃa ser no reconocer el triunvirato de la CGT. O escarbar en las cuentas de los sindicatos, observar las obras sociales o exigiendo el cupo femenino, que no se cumple en la mayorÃa.
--AhÃ, en ese cupo femenino incumplido, hay un retroceso significativo con respecto a los avances que hubo en la sociedad en todas estas décadas.
--En 1973, la CGT creó la secretarÃa de la juventud, que fue donde se formaron los que hoy están por jubilarse: Hugo Moyano, Momo Venegas y varios más. En 1974, con esa misma lógica, se creó la secretarÃa de la mujer. Algunos gremios, como los bancarios, la incorporaron en esa misma década. Otros también lo hicieron. Pero los gremios industriales y de transporte no lo hicieron. Les costó mucho. Lo empezaron a hacer gradualmente, y eso se observa todavÃa hoy.
--Una de las crÃticas más fuertes fue que el paro iba a ser sin movilización. ¿Por qué se convocó de ese modo?
--A la CGT le va a servir en la medida en que es el primer paro unificado en 30 años. Cuando se declara un paro de estas caracterÃsticas, la discusión polÃtica llega hasta el último trabajador, a aquel que en su dÃa a dÃa no discute o no habla de polÃtica o de un modelo de paÃs. Estos paros lo que hacen es mover los cimientos de la estructura polÃtica. En ese sentido, no hacer concentración es un tema menor. Sobre todo porque el peronismo movió dos millones de personas en el último mes, y porque estamos cerca del 1º de Mayo, un dÃa en el que seguramente también se movilice. Parar todo el paÃs es una decisión mayúscula porque después viene la fuerza del Estado. Y el Estado tiene muchos mecanismos para disciplinar a los gremios. Este paro es una forma de mostrar el paÃs vacÃo. La foto seguramente será una avenida de Buenos Aires desierta. Y eso es una imagen fuerte: porque detrás de eso, millones de trabajadores que votaron a Macri van a pensar al respecto.
--Los medios masivos hablan de una grieta en algunos sindicatos.
--El que habla de grieta entre estos muchachos, no entiende cómo se manejan. No entiende la dinámica sindical del paÃs. Y lo cierto es que si te ponés a repasar la historia, advertÃs que durante el gobierno de Carlos Menem, los paros eran principalmente del MTA, conducido por Moyano, y que muchos gremios no paraban. O que a Cristina Fernández de Kirchner, en los paros generales, le paraban el 30% de los gremios. Ahora, los gremios que paran representan el 90% del movimiento sindical.
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