PEQUEÑOS VIAJES-CUBA

por Pablo Bruetman
10 de enero de 2012

En esta sección, te contamos pequeñas historias de viajes. No buscamos relatar la belleza natural o artificial de los lugares, sino narrar historias o hechos que nos permitan conocer mejor otras sociedades.

Dos italianos de Venecia ingresan a un mercado de arte en la ciudad colonial de Trinidad, Cuba. Lo de Colonial es más una denominación que una realidad. La historia en Cuba se limita a la revolución de Fidel y el Che y al prócer José Martí. El museo colonial sólo tiene ropa. Los precios están en dólares, pero aun así los cuadros siguen siendo extremadamente baratos para los europeos. Uno de los venecianos es comunista, el otro es de derecha. Algunos rumores indican que son pareja. La incógnita nunca se devela. El comunista quiere comprar un cuadro. A lo largo del día, pasó cuatro veces a regatear. Ya consiguió rebajar el precio de 150 a 100 dólares. A lo largo de la noche, negociará hasta llegar a 90. Su objetivo, me confiesa, es cerrar a la mañana siguiente por 80.

Priscelle, la vendedora de 20 años, 1,60 de altura, estudiante de cine, ojos chinos y morenos, poseedora de una belleza cautivante que se agranda al escuchar su voz caribeña mansa y elegante sin la fogosidad exuberante de los tonos de estas tierras, me confiesa que mañana ya no rebajarán nada más. Cuando culminen los rones de madrugada, será una negociación dura. Pero ya no estaré en Trinidad. Ahora, el veneciano de derecha acusa a su compañero: “ Es muy fácil ser comunista en Italia”. El comunista dice que no tiene problema, que se viene a venir a Cuba. Priscelle le sube la apuesta: “ Pero como un cubano, no como un italiano. Con peso cubano, sin divisa, sin Internet, con trabajo de cubano”.

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