Gabriela Ivy da el salto de las redes sociales a los libros con “Zoon Politikona”, una autobiografÃa donde se mezcla la identidad de género, la geografÃa conurbana y, sobre todo, la polÃtica.
Gabriela Ivy, la que comenta los temas de actualidad en redes sociales desde su mirada travesti no binaria, es una máscara. Detrás de sus posteos en X y de sus reels en TikTok e Instagram hay varias capas: influencias que van desde las Spice Girls hasta Enrique Pinti, una infancia de carencias materiales y afectivas en el conurbano bonaerense, conflictos familiares por su elección identitaria, pelucas y vestidos a escondidas, sucesivas experiencias de precarización laboral, amistades entrañables que la abrazaron, amores olvidables que la decepcionaron, viajes por el mundo... la vida misma que no cabe en 140 caracteres ni en 90 segundos de extensión.
Todo eso y más está condensado en Zoon Politikona. Me dicen lo que tengo que ser (Puntos Suspensivos Ediciones, 2024), una autobiografÃa donde Gabriela Ivy cuenta la historia detrás de la influencer a la que ahora saludan por la calle por sus contenidos. Son 172 páginas de introspección, confesiones y anécdotas que contornean a la persona que vive bajo la piel del personaje público. “Una especie de diario Ãntimo que funciona como un documento histórico de los peligros de ser travesti en los años 90, o de ser una marica dentro de una familia conservadora y católica de José León Suárez”, apunta la periodista Maia Debowicz en el prólogo.
Hay tramos divertidos, como cuando explica que el término liberpijis (por el que su comunidad de seguidores la reconoce) surgió producto de su dislexia, ya que su mente elaboró ese concepto rápidamente para llenar una frase confusa y sin pensar que se convertirÃa en una definición para los seguidores de Javier Milei. También hay pausas reflexivas, como cuando narra los problemas de autoestima que le generaba el exceso de peso o cuando confiesa su rechazo a la convivencia con otras personas a raÃz de sus tropiezos amorosos.
¿Cómo se lleva Gabriela con ese grado de exposición de la intimidad que da el libro, muy distinta a la exposición discursiva en redes sociales? “Un reel en Instagram se puede compartir, es gratis, le puede llegar a cualquiera, incluso a detractores. En cambio, un libro te lo va a comprar alguien que te sigue, te banca, te conoce ya; entonces me sentà más segura para poder hacer eso. Generalmente, me preguntan cosas de polÃtica, y yo también quiero hablar sobre las relaciones. Ya que no me lo pregunta nadie, lo escribÃ. Mi apertura emocional frente a distintas situaciones la dejé tal cual era, porque incluso hay cosas que yo sentÃa en ese momento cuando escribÃ, que ahora ya no me pasa, las tomo distintas, y me gustó dejarlas tal como eran en ese momento”.
En su fascinación infantil por las travestis que desfilaban en los carnavales del barrio hay una pista posible para explicar su militancia actual a favor de las diversidades, como describe en la pág. 33: Tal vez sea el motivo por el cual hoy por hoy me movilizo, porque deseo que el dÃa de mañana una niña trans, transformista o drag que aún no se descubrió, vea a una referenta suya bailando en pleno carnaval con la seguridad de que esa bailarina sostiene la alegrÃa también en el dÃa a dÃa.
¿Para quién es este libro? “Mi intención es que le llegue a cualquier persona que no se animó a hacer cosas por un mandato social. Que se anime a hacerlo, siempre y cuando no sea de mala leche, sino porque realmente es algo para construirse como persona. No me importa el género, no me importa ningún extracto o clase social. Bueno, sÃ, a los millonarios no va dedicado, claramente. El mensaje es 'hacé lo que se te cante, no les des pelota a los mandatos'. Y tampoco es una historia de autosuperación, sino que habla de atravesar lo que han atravesado otras personas; es contar esto de que cualquier persona convencional que haya tenido problemas en la vida, asà y todo se lance y se mande a hacer lo que tiene ganas”.

Una identidad moldeada en los márgenes
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Antes que el libro hubo un blog en el que contaba sus vivencias personales, y parte de ese registro está plasmado en Zoon Politikona. Son momentos clave en su historia, como “Memorias en el tren: Una travesti en proceso” (pág. 94): Acabo de tomarme mi primera hormona. O como se le dice: Ronfase. Es el principio del fin. Un fin que proyecté durante toda mi vida sin darme cuenta. Me llamo Gabriela, ¿cómo me llamaba antes? No recuerdo, y como sugerencia les dirÃa que NUNCA le pregunten a una persona trans o no-binaria que se AUTOPERCIBE con otro nombre, cuál es su nombre de su otra vida.
Sobre el origen: “Más o menos desde el 2009 empecé a escribir en mi blog pensamientos, cosas que me pasaban por la cabeza, reflexiones. Yo ni siquiera habÃa transicionado para esa época. Iba alimentando el blog con la idea de que en algún momento se convirtiera en libro. Y ese blog lo empecé a cargar más de información ya en 2019, me mandaba WhatsApp a mà misma para cada cosa que yo notaba a través de la transición, cuando empecé a transicionar, qué cosas me pasaban por la cabeza o qué cosas experimentaba. Aprovechaba que el tren andaba lento, que andaba con demoras, y escribÃa ahà para que se pase el tiempo, para que entre en esta ansiedad porque el tren no llegaba a destino. Y lo que me faltaba era el hilo conductor. Entonces, cuando ya avancé bastante con el blog, ahà se me ocurrió escribir el libro”.
En la pág. 75 escribe: El transicionar no es ordenado, es caótico, es complejo decirles a las personas que a partir de ahora ya no te llamas “pirulo” sino que te llamás Gabriela. El devenir complejo de la vida recorre todo el libro y permite a quien lee acompañar los miedos, las alegrÃas y los descubrimientos de Gabriela en su vÃnculo con la familia, sus amistades y sus compañeros de trabajo. Todo el abanico de experiencias laborales (un comercio de repuestos automotores, una cadena de supermercados, una cadena de locales de música, empresas de sistemas) es un reflejo de los años menemistas, principalmente, y también un anclaje a la realidad material más allá de su búsqueda identitaria.
En la escritura de Gabriela está presente la opresión por ser travesti, pero en simultáneo a la opresión por ser conurbana, pobre y laburante. Esa vereda para mirar la vida no es habitual en la comunidad travesti-trans. ¿De dónde nace su posicionamiento interseccional? “Cada vez que veÃa una pelÃcula, un documental o escuchaba una vivencia o leÃa algún libro escrito por una trava, siempre era hablando sobre la prostitución, la falopa o la búsqueda laboral era que una trava tenga que trabajar en una peluquerÃa o hacer maquillaje. O si trabaja en la tele, que sean solamente programas de chismes. Y yo, como persona trans no binaria trabajé en muchos lados que no necesariamente son los roles de género de una persona trava. Esta cosa de decir trabajé en casa de repuestos, en supermercados y la pasé muy mal, no solamente por ser marica, sino también por haber nacido en José León Suárez, apenas haber terminado el Secundario y porque mi vieja me fajó directamente para que lo apruebe sin llevarme ninguna materia. QuerÃa mostrar también otras realidades que son convencionales de cualquier ser humano común, que además se agrega la cuestión LGBT, sobre todo trans, y cómo los caminos se van dificultando cuando estás fuera de la hegemonÃa”.

La filosofÃa del barrio
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Un viaje a Estados Unidos en 2017 potenció su fascinación por el ambiente de las drag queens y la llevó a descubrir una palabra que la marcarÃa para siempre: no binarie. Era posible, identitaria y polÃticamente, pararse en un lugar por fuera del binarismo varón-mujer, incluso para nombrarse travesti.
El camino posterior fue inevitable.
La bomba estalló en 2018: mi ser pedÃa liberarse (pág. 73).
Durante su proceso de transición, YouTube fue la herramienta que eligió para compartir con otres sus dificultades y sus hallazgos. El primer contenido que alcanzó viralización fue su relato de la hormonización atravesada por la burocracia legal. Gabriela dice: “Me encantan las redes sociales, me parece que nacà en un momento correcto para conocer una vida sin redes sociales y conocerlas de cero, saber la diferencia entre haber vivido sin redes sociales y con redes sociales. Me parece un fenómeno maravilloso; de hecho, mi tesis, mi campo de investigación son las redes sociales”.
En 2020, el mundo se paralizó (pág. 77): MuchÃsimas personas perdieron a sus seres queridos en plena pandemia del Covid, la pasaron muy mal por contraer la gripe, perder sus trabajos, las visitas a sus afectos. Otras personas se pusieron al dÃa con sus series de Netflix. Yo capitalicé la cuarentena y me pude encontrar conmigo misma. Desde octubre de 2018 que me dije: “Soy Gabriela Ivy” que no habÃa tenido un momento de paz.
La Gabriela Ivy con nuevo DNI quiso dar un paso más: estudiar una carrera universitaria para que su nombre elegido figure en un diploma. Gugleó “polÃtica” y la opción más cercana era la Universidad Nacional de San MartÃn (UNSAM). Curiosidad tecnológica más teorÃa académica armaron un combo potente.

La creación de contenidos no paró y el nuevo horizonte polÃtico argentino le dio mayor visibilidad. “Yo ya venÃa hablando de género y de repente, ya habiendo construido eso durante dos años (2021/2022), llega el fenómeno Milei en 2023, que saca el 30% en las PASO. Me empezó a seguir mucha gente por la mirada que yo estaba dando, porque era todo lo que yo venÃa hablando y fue como decir “che, lo que dijo la trava está sucediendo”. A partir de ahà empezó todo el fenómeno de que la gente se empieza a enganchar y mi contenido tuvo un cauce”.
De aquella infancia conurbana en un hogar conservador a la viralización de contenidos por redes sociales discutiendo temas de actualidad hubo muchos episodios intermedios de una vida en movimiento y transformación. En los primeros años, cuando las travestis que desfilaban en los carnavales de José León Suárez eran un faro inspirador, Gabriela no sabÃa que un filósofo griego llamado Aristóteles habÃa acuñado el concepto Zoon Politikon para describir al ser humano como un “animal polÃtico”.
Travas griegas y filósofos conurbanos. La mezcla cobra pleno sentido en el libro. De yapa, Zoon Politikona. Me dicen lo que tengo que ser plasma un enorme deseo personal que Gabriela Ivy deja por escrito para quienes se asoman a su biografÃa. Pero eso es mejor leerlo en sus propias palabras.

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