Javier Astrada es integrante de las brigadas forestales de Córdoba y de las asambleas en defensa del bosque nativo. Aquà hace un balance de lo que dejaron los incendios y la pandemia en la provincia.
El confinamiento llevó a que muchas personas hicieran un click. Las personas que venÃan pensando en cambiar de vida tienen un dato más certero y lo están llevando a cabo de a poco. Hay personas que quizás no quieren cambiar de hábitos. Pero algo es seguro: el ser humano ha reflexionado cómo está viviendo, cómo se vive en las ciudades. Hay una migración violenta que se da -de un momento a otro- en las zonas serranas y de cuencas. Tiene que ver con el negocio de la tierra y la venta que se ha acrecentado. Son vendedores fraudulentos sin ningún tipo de códigos, sociedades anónimas, vendedores de tierras impropias que ofrecen un pedazo de tierra en las sierras de Córdoba.
Nosotros sufrimos muchos meses de incendios y el Estado estuvo fuera de tiempo, tuvo un rol indiferente y opaco. Ellos le llaman catástrofe pero nosotros decimos que era algo previsible. Después de todo son acciones del hombre. Hay una desatención del Estado como garante de derechos, hablamos del acceso al agua, a la tierra, a un lugar habitable. Una desarticulación muy grande entre el gobierno provincial y nacional. Los bomberos voluntarios han hecho un trabajo impresionante. Pero no dejan de ser voluntarios, personas que al otro dÃa tienen que ir a laburar, volver a sus casas y cumplir su rol en la familia. Es muy complejo porque el Estado no brinda el apoyo económico necesario, y eso se traduce en la falta de recursos en los territorios.
Los próximos incendios no nos van a agarrar de la misma forma.
Muchas veces nos encontramos con vecinos y vecinas nacidxs acá que han ayudado a quienes más lo necesitaban, organizaciones de base que juntaron alimentos. Son acciones concretas que demuestran que todavÃa hay gente que piensa en otra gente. Esto es muy importante y valioso. Lo mismo sucedió con este ecocidio que nos tocó vivir: donde habÃa un incendio, habÃa un grupo de personas dispuestas a acercar agua, a ver qué pasaba y cómo podÃan ayudar. No estaba solo la pasividad de mirar cómo se quemaba todo y se perdÃa el hábitat. Quedaron miles de hectáreas quemadas, nos quedó el agotamiento, la tristeza y el agobio; pero también se generó un entramado muy importante entre el ecosistema serrano y sus habitantes.
En diferentes localidades se arman brigadas forestales y ambientales que se capacitan y trabajan en conjunto. Hay una transmisión de saberes que se vuelve cotidiana en las zonas donde hubo incendios. Ese lazo es muy interesante porque ya no solo pensamos en combatir el fuego, sino que pensamos en las cuencas, en la invasión de árboles exóticos, en el cuidado del monte de forma integral, en la flora y en la fauna. Los próximos incendios no nos van a agarrar de la misma forma.
Al mismo tiempo hubo campañas en la capital de Córdoba y en otras provincias para recaudar dinero y seguir en marcha. Hay una sensibilidad de entender que el agua que toman en las ciudades nace del monte. Y eso se hace piel, se vuelve carne. Hay que entender que estamos dañando el poco bosque nativo que nos queda, que es la fábrica de agua y oxÃgeno para respirar.
El otro tema es cómo vivir y habitar las sierras. No es lo mismo vivir en una capital, en una zona llana donde hay servicios, que venirte a un lugar donde no los hay. Entonces mucha gente quiere recrear la vida de la ciudad en las sierras. Y ahà hay una complicación porque nos estamos quedando sin sierras, sin monte, sin cuencas, sin agua. Tenemos que reflexionar sobre esto. ¿Habitamos de una forma consciente? Creo que sÃ, de a poco, gracias a la gente que trabaja en lo cotidiano, en la educación ambiental, la bioconstrucción que ayuda a vivir de una manera más sustentable. Hay un nuevo impulso de pensar la agroecologÃa y en dar batalla a los grandes emprendimientos inmobiliarios que nos venden una fantasÃa.
Cuando el territorio es piel, el monte no se toca
En la provincia de Córdoba, el gobierno local lleva a cabo una faraónica obra ilegal que viola sistemáticamente el Acuerdo de Escazú. En este contexto, ambientalistas son perseguidos por la policÃa y la justicia, quienes apañan a las empresas que siguen arrasando el monte nativo.
Argentina, un paÃs prendido fuego
¿Por qué el paÃs arde, a lo largo y ancho de su territorio, desde los bosques patagónicos al monte cordobés, pasando por los humedales rosarinos? ¿Cómo podemos defendernos de este humo que no nos deja respirar? Compartimos la introducción del libro "Argentina en llamas. Voces urgentes para una ecologÃa polÃtica del fuego", que acaba de lanzar Editorial El Colectivo e incluye artÃculos publicados en CÃtrica.
Juan Schiaretti y la autovÃa de la impunidad
Crónica de cómo un gobernador de Argentina viola la Convención 169 de Derechos IndÃgenas, habilita la destrucción de los últimos bosques nativos de Punilla, y usa la policÃa para silenciar a quienes son injustamente expulsados de sus viviendas.