Abogada, perito de Antropología Aplicada y profesora de Historia, Sonia Ivanoff acompaña desde hace años a diferentes comunidades. Conocedora del Pu Lof, se refiere a las novedades de la causa y hace hincapié en el contexto de la desaparición forzada de Santiago.
"Santiago Maldonado vino a develar esta historia invisibilizada". Para Sonia Ivanoff es necesario contextualizar. Sentada en un café a una cuadra del juzgado de Esquel, pide, antes de referirse a las declaraciones del juez Lleral y a las últimas novedades de la causa, darle un poco de contexto a la noticia. Justamente lo contrario a lo que hacen muchos medios, que enseguida salieron a instalar que Santiago “murió ahogado, sin lesiones y que llevaba más de 60 días en el agua".
Abogada, profesora de Historia, perito de Antropología Aplicada y titular de la Cátedra Libre de Pueblos Originarios de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, Ivanoff también lleva adelante la defensa del lonko Facundo Jones Huala.
¿Cuál sería ese contexto histórico y también particular para entender lo que pasó con Santiago?
Es algo histórico pero desde julio del año pasado a esta parte es como que para el Estado, el tema de los pueblos indígenas sólo es cuestión del Ministerio de Seguridad. No hay otros ministerios involucrados. Ni siquiera Desarrollo como pasaba antes. En el marco jurídico vigente, ya no es una relación de subordinación la de los pueblos indígenas con el Estado, sino que plantea la situación en una horizontalidad. Tienen mucho para decir los pueblos originarios. Cuando en marzo de 2015 se encara esta reivindicación de tierras, que no es otra cosa que la reivindicación de un territorio ancestral ocupado tradicionalmente por un pueblo indígena anterior a la conquista y la colonización, por supuesto que se enfrentan con poderes económicos y poderes políticos sumamente vinculados. Y en este Gobierno se da mucho más la vinculación del poder económico con el político. Hay nexos y vínculos familiares entre esa generación que recibe tierras gratuitas, usurpadas a los pueblos originarios. Hay que repensar, descolonizar parte de la historia que nos han contado. La Compañía Inglesa recibió un millón de hectáreas gratis de Roca cuando finalizó la Conquista del Desierto. Ese millón de hectáreas no estaban desiertas. Había gente, y eran indígenas.
Que Santiago no sea mapuche le dio una visiblidad a un tema que, probablemente, no hubiera tenido la repercusion que tiene.
Sí, Santiago vino a develar parte de esta coyuntura quebrada, esta historia invisibilizada. Por eso más allá de confirmar la lamentable noticia de su muerte y de que se investiguen las causales particulares, hay que entender las causales del contexto en el cual se dio su desaparición. Santiago se presentó como un militante no mapuche, solidarizándose con la causa y protesta por los 30 días de la detención ilegal de Facundo Jones Huala, quien se atreve a levantar la voz de un movimiento y de un conflicto histórico de más de 130 años. Hoy también Agustín Santillán, maestro Qom de Formosa, se plantó y le dijo a un gobernador "qué pasaba con la política de tierras" y el resultado es que está hace seis meses preso. Pasó lo mismo con Félix Díaz, pese a lo que se diga, porque no se trata de ser kirchnerista o no. Las causas indígenas atraviesan los partidos políticos y los gobiernos. Es un conflicto histórico de relación entre los pueblos indígenas y el Estado. Hay que entenderlo así. A su vez, preocupa que este Gobierno use y busque en el derecho penal un enemigo. Un enemigo interno que termina siendo el mapuche, cuando el Estado tiene la obligación de plantear otra relación, otro vínculo con los pueblos originarios. Mientras el poder judicial siga criminalizando y judicializando el conflicto, vamos a tener más represión y líderes mapuches encarcelados, o luchadores sociales.
La persecución y militarización del territorio no encuentra como único enemigo a los mapuche.
No, en el marco de un expediente de usurpación de tierras de Benetton se descubren tareas de Inteligencia ilegal a través de fichas, al mejor estilo de la dictadura militar, no sólo de comunidades mapuche sino de gente que estuvo en el movimiento No a la mina y otros movimientos sociales. Es una causa por espionaje ilegal donde hay procesados policías de Chubut, un agente de la AFI, dos comisarios y dos fiscales. Actualmente la Cámara a estos últimos los ha sobreseído, y por supuesto vamos apelar. Estas prácticas de espionaje del otro, del ideal distinto es algo que viene desde aquella época.
En ese contexto es que se da una nueva detención del lonko Facundo Jones Huala.
Es una película muy rápida, pasaron tantas cosas: el 31 de julio se cumplieron los 30 días de una detención ilegal, abusiva y arbitraria porque hasta el 3 de agosto la Corte no había resuelto el primer juicio de extradición; nadie puede ser sometido a un juicio de extradición por el mismo hecho si no se ha resuelto el anterior. De cualquier forma, Villanueva, un juez de Neuquén que no vive en Bariloche, dispone su arresto. Después Noceti llega al juzgado e instruye diciendo que "a las fuerzas federales las sacamos a la calle y todo lo que sea delito en flagrancia, nosotros estamos en condiciones de detenerlo". Ese mismo día, el 31 de julio, detienen a nueve mapuche en Bariloche, mientras al mismo tiempo se llevaba el corte de ruta en Pu Lof. Entre los detenidos, están los primos y el hermano de Facundo. Los tuvieron detenidos cuatro días. Para entonces ya estaba desaparecido Santiago. Era así, había que salir a cazar a los mapuche.
En las comunidades se escucha mucho esto de la historia repetida.
Sí, como historiadora tuve la oportunidad de leer los discursos del General Roca en el Archivo General de la Nación cuando era ministro de Defensa, casi el mismo cargo de Patricia Bullrich. Solicitaba autorización para gastos, para ir en la expedición militar. Decía: "Hay que ir a buscar al indio en su guarida". "Hay que tener las principales cabezas, porque muertas esas cabezas muere la chuza de la indiada". Y hoy pasa exactamente lo mismo: tengo preso al líder, y va a estar muerto el cuerpo. "Hay que buscar al indio en su guarida". Ni siquiera estamos contradiciendo a Gendarmería. Están las escuchas: "Tenemos a uno, tenemos a uno", se escucha gritar a algunos gendarmes. Como también se escuchó decir: "Pará, pará", que era "no me pegues más".
¿Qué opinas de las declaraciones de Lleral de que "no hubo lesiones en el cuerpo"?
Me parece un poco aventurado si realmente dijo eso, máxime que el juez ha tomado las cosas con muchísima prudencia y seriedad, como por ejemplo, haber convocado la presencia de tantos expertos. Y ahora, hay que esperar los resultados y los informes finales de esos expertos. Si no fuera así, resultaría preocupante que el juez que está dirigiendo la investigación haya emitido una opinión como si fuera el último informe. Aún hay mucho para decir. Los cuerpos hablan. Lo saben quienes estudian criminalística.
Otro de los puntos llamativos es el lugar donde apareció el cuerpo de Santiago.
No me cabe la menor duda de que el cuerpo, el 1 de agosto, salió del Pu Lof. Se lo llevó Gendarmería. Es decir, el cuerpo no estuvo ahí durante 80 días. Hubo varios rastrillajes, llevados adelante tanto por el juez Otranto como por Lleral. Recuerdo el del 18 de septiembre con más de 400 efectivos, helicópteros, drones, botes, personal a caballo, quienes recorrieron absolutamente todo. Y nadie lo vio. Es un lugar muy visible. Muchos miembros de la comunidad van ahí a buscar el agua para tomar mate, para cocinar, para lavar los platos. Lo hubieran visto. La propia abogada de Maldonado (Verónica Heredia) había estado dos días antes caminando por ahí y manifestó que no había nada.
Resulta también llamativo el operativo en Vuelta del Río, donde además se incendió una casa y empezaron a circular helicópteros.
Todo es muy sospechoso. La pericia va a decir desde cuánto tiempo el cuerpo estuvo sumergido en el agua. Por eso lo relaciono con días anteriores. Hace un mes, cuando se llevó adelante el tercer rastrillaje, nadie participó, ni siquiera los veedores de los organismos de derechos humanos. En ese operativo fueron precintados todos los mapuche; también de la comunidad Vuelta del Río. Estuvieron 12 horas, con personal especializado, con grupos de choque. Uno de los que estaba custodiando a Matías (Santana), que no lo dejaba ni siquiera ir al baño ni tomar agua, en un momento le dijo: "Mirá flaco, te tengo que decir algo que lo tengo en el pecho: a nosotros nos mandaron acá a enfrentarnos con un ejército, y yo lo que encuentro son cuatro pibes que están defendiendo su identidad".
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