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Despidos en el INTI: “La única comunicación oficial fue la represión”

por Revista Cítrica
11 de julio de 2024

Ivo tiene HIV positivo y es uno de los 282 trabajadores despedidos del Instituto Nacional de Tecnología Industrial. En este texto cuenta lo que se pone en riesgo si se desmantela ese organismo.

Mi nombre es Ivo. Soy técnico administrativo en el Servicio Argentino de Interlaboratorios que pertenece al Departamento de Calidad en las Mediciones del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). Desde principios de julio también soy uno de los 282 trabajadores despedidos por el Gobierno de Javier Milei.

Trabajo en un área que está a cargo de producir y diseminar los patrones de medida conforme al sistema internacional de unidades. ¿De qué se trata? Básicamente, nuestra área mide y evalúa productos específicos, como por ejemplo las harinas, los vinos, el agua, los cannabinoides o las aflatoxinas en maní. Hacemos distintos estudios y mediciones que tratan de garantizar la seguridad alimentaria de esos productos que realizan laboratorios y empresas. Básicamente, certificamos que lo que vos tomás de las góndolas o comprás en una farmacia o comercio, sea seguro y sano para el consumo.

El objetivo del INTI justamente es ese: el de cuidar la salud de la población y validar lo que una empresa fabrica. Asegurar la calidad de las mediciones de la producción industrial, la igualdad y la equidad en el comercio, el cuidado del ambiente, de los alimentos, la seguridad pública y la salud.

En el INTI se dieron de baja 282 contratos monotributistas y, paralelamente, se lanzó un sistema de retiros voluntarios para promover que las trabajadoras y los trabajadores se retiren del Instituto. Esto se dio sin ninguna comunicación oficial de parte de las nuevas autoridades. Por el contrario, cuando se dieron las 282 bajas del contrato teníamos al presidente en Japón y el vicepresidente y el gerente de Recursos Humanos renunciando. El gerente de Recursos Humanos, en medio de una protesta de ATE, para no dar respuesta y no dar la cara se escapó por una ventana, una situación que se viralizó y se convirtió en un escándalo publicado en muchos medios de comunicación.

Ya pasó medio mes, y al día de hoy no tenemos noticias, no tenemos información, no tenemos comunicación oficial. La única comunicación oficial fue la represión policial, con palos y gas pimienta. No entiendo para qué quieren gobernar, o para quién gobiernan. Porque la desidia, la incertidumbre y el abandono para lxs trabajadorxs desde el Estado es total.

Simplemente nuestros contratos terminaron. Dentro de estos contratos que se dieron de baja hay personas con infecciones crónicas, como es mi caso: soy VIH positivo. Pero también hay madres solteras y familias que se quedan completamente en la calle y desamparadas.

Más allá de las complicaciones individuales y particulares, que son realmente tremendas y horrorosas, lo dramático es que el Instituto se queda sin personas determinantes para su funcionamiento. Personas que ocupan lugares realmente claves en laboratorios y en áreas técnicas. El INTI en ese sentido pierde la posibilidad de brindar servicios específicos y pierde su saber y su capacidad.

Según lo que cuentan compañeros y compañeras con mayor tiempo en el Instituto, esto mismo ya pasó en la década del 90: la misma situación, con despidos masivos y retiros voluntarios. Y costó muchísimos años y muchísimo tiempo poder reconstruir esas capacidades.

Hoy, otra vez, se están yendo personas que son únicas, porque no hay otra persona que haga esa misma tarea. El INTI pierde de ese modo la capacidad de brindar servicios necesarios para el entramado productivo de un país con industria nacional, que hoy está siendo vapuleada y desmantelada completamente.