Evo Morales: "¿Qué nos pueden cuestionar? Nada"

por Revista Sudestada
11 de noviembre de 2013

El primer presidente originario de la historia de Bolivia habla de la actualidad de su país. La visión de la principal figura de la izquierda latinoamericana sobre la Patria Grande.

Detrás de una entrevista, hay una historia. Preguntas que apuntan a los avances del proceso, pero también a ciertos cuestionamientos que se van dejando escuchar en las calles. Un periodista de Sudestada pregunta; un Presidente -protagonista histórico de su tiempo- responde. Dilemas que genera un clima político de polarización, de enemigos bien pertrechados en la embajada de Estados Unidos y aliados que desean una prensa sin matices, o pretenden cronistas como soldados. No es el caso. Evo responde sobre la actualidad boliviana, pero también dispara reflexiones que refieren a un momento en el que defender una posición crítica se hace incómodo y complejo.



Cuando se habla con los que estuvieron en su entorno, con los que lo conocen desde su etapa de dirigente, e incluso la gran parte del electorado, una de las virtudes con las que definen al presidente Evo Morales es su entrega y capacidad de trabajo. También su voluntad de relacionarse con las bases y su olfato político para tomar decisiones imposibles de entender para otros, pero que a futuro terminan siendo acertadas y hasta estratégicas -como por ejemplo, la idea de crear un instrumento político o descartar una alianza con otros partidos para llegar a la presidencia en 2002-. En estos momentos, su gran apuesta es la Agenda Patriótica 2025 que prioriza las bases de un desarrollo moderno en el país sobre algunas reivindicaciones del Buen Vivir.

Siempre fue así. No se ata a ningún discurso, persona o asesor...es capaz de pasar por el autonomismo zapatista, las ideas de la vieja izquierda minera, el nuevo indigenismo katarista, el Buen Vivir pachamamista y ahora el nacionalismo desarrollista, sin que la mayoría de esas variantes quede totalmente descartada del fino equilibrio que pesa en su liderazgo. Estas capacidades le han permitido convertirse hoy en la principal figura de la izquierda latinoamericana. Una periodista amiga italiana, en medio de un almuerzo en el mercado de la Rodríguez, desliza una excéntrica teoría sobre el avance en la calidad social de los líderes revolucionarios latinoamericanos: “Fidel era abogado de clase media-alta, Chávez militar de clase media-baja, Evo es campesino pobre, bien pobre”...

Fragmento de la entrevista

-A su responsabilidad como líder en Bolivia, ahora se ha sumado la de todo el continente. Hoy es una de las figuras más importantes de Latinoamérica y del mundo. ¿Cómo le pesa eso?

- Saludamos la solidaridad de presidentes y presidentas, de los pueblos organizados, de las organizaciones sociales de todo el continente, pero para mí sigue siendo lo mismo: sigo trabajando por el pueblo. -Sabe que en el exterior hay mucha inquietud por esta cuestión del Buen Vivir, y cuando uno viene a Bolivia se nota todo este progreso económico, pero también ciertos consumos occidentales, como la comida chatarra, e incluso excesos como grandes camionetas por parte de una nueva burguesía aymara. -Hay un movimiento económico, eso está reflejado. Y cuando lo hay, algunos exageran, pero también tienen derecho a tener un trabajo digno, mejorar su economía, garantizar el bienestar de su familia. Yo siento que antes las familias se preparaban su comida y ahora consumen mediante la compra; no sé si es una pérdida de cierta identidad, pero yo lo siento, veo que existe. Cuando hay movimiento económico, llegan otros aspectos tal vez no conocidos o no vistos por alguna gente en Bolivia. Pero aquí no hay empresarios grandes. Se hacen grandes, pero son empresarios en documentos, en papeles. ¿Cómo te lo demuestro esto? Cuando tenemos que darles valor agregado a nuestros recursos naturales, como el gas, convocamos a una licitación internacional y no se presentan empresarios nacionales. Tienen que ser coreanos, chinos, españoles, algunos sudamericanos. Cuando queremos construir miles de kilómetros y kilómetros de carretera, nunca se presentan empresarios bolivianos. A veces se asocian tres o cuatro para concesionarse 50, 70, 80, máximo 100 km. Ahí se siente que no hay empresarios grandes, hay algunos y hay medianos, pero no tienen capacidad para instalar las plantas de industrialización. Sin embargo, este pueblo necesita otra clase de empresario: de los grandes. El Estado es un nuevo Estado plurinacional con otras nuevas necesidades que antes no existían, licitaciones grandes. Pero cualquiera tiene derecho a hacerlo.

-¿Por eso el Estado boliviano todavía tiene que recurrir a algunas multinacionales para estos proyectos?

- Prestan servicios, que es otra cosa. No es que sean dueños, patrones de nuestras empresas. Eso se terminó. Vienen a prestar servicio al Estado. Trabajan y se van...

(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada)

Por Tomás Astelarra (desde La Paz)

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