“Somos presas políticas mapuche pero nuestro espíritu es libre”
por Gioia ClaroFotos: Denali DeGraf
10 de noviembre de 2022
A más de un mes del desalojo en Lafken Winkul Mapu (Villa Mascardi), visitamos a las mujeres mapuche detenidas en Bariloche. Nos contaron del buen vivir, de la crianza en comunidad y del hostigamiento de una parte de la sociedad, en alianza con los terratenientes que quieren sus tierras ancestrales. Persecución y violencia patriarcal para una comunidad que resiste en armonía con la naturaleza.
La Ruka Mapuche, (Centro Mapuche Bariloche) es un espacio comunitario mapuche que se transformó en prisión domiciliaria, donde hoy se encuentran detenidas las cuatro mujeres que vivían en Lafken Winkul Mapu con sus hijxs hasta el 4 de octubre, cuando fueron desalojadas violentamente. La Ruka Mapuche queda al lado de la escuela de policía de Bariloche, a pocas cuadras de la terminal de colectivos. Desde allí ellas escuchan todas las mañanas el himno nacional argentino, los ven entrenar y simular tiro al blanco hacia donde están detenidas.
Florencia y Débora son dos de las siete mapuche detenidas aquel día. Después de ser trasladadas a Buenos Aires, ellas fueron sobreseídas y ahora nos reciben para que las lamien que todavía están detenidas nos cuenten de la persecución y el hostigamiento al pueblo mapuche, que empezó mucho antes del desalojo, incluso antes del asesinato por la espalda a Rafael Nahuel el 25 de noviembre de 2017, diseñado por Patricia Bullrich y ejecutado por el grupo Albatros de Prefectura.
En la Ruka también nos reciben Luciana, madre de un niño de 8 años y otro de 4, y Romina, mamá de un niño nacido el 16 de octubre, 12 días después del desalojo. Mientras les niñes más grandes daban una vuelta por el lago y Celeste, madre de tres menores (una beba de 2 meses, una nena de 5 años y otra de 9 años), amamantaba a su bebé, la machi Betiana escuchaba atenta de nosotres y del motivo de nuestra visita. Luego siguió con sus quehaceres y cada tanto volvía a aparecer. También ella está con su bebé de cuatro meses. La palabra va y viene, dependiendo de los tiempos que permite la maternidad. Nos sentamos alrededor de la larga mesa y -entre mates dulces- circuló la palabra. Empezamos a escuchar a estas mujeres dadoras de vida, de fortalezas admirables, de discursos potentes y miradas firmes.
–¿Cómo vivieron en el territorio el operativo represivo del 4 de octubre?
–Luciana:Ese día estábamos por hacer guillipun (nuestra rogativa de cada mañana) y vimos de repente la lluvia de gases. Escuchamos, por el ruido de las ramas, que estaban entrando. Venían de todos lados. Ya en Buenos Aires, después de trasladarnos a la madrugada sin decirnos qué pasaba, nos encadenaron. Todo esto fue un retroceso a lo que vivieron nuestros antepasados. En todo momento fue un trato inhumano, nos trataron todo el tiempo como terroristas. Bajamos del avión y había efectivos de todos los colores, con boina, con casco, con escudos, armas cortas, largas, una locura.
–Romina:Yo iba desde mi ruka, que está al lado de (el empresario Diego) Frutos, y desde la calle se veían los gases, uno al lado del otro. A la machi le tiraron gases y bombas de estruendo en su ruka. Por suerte logró taparle los oídos a su bebé.
–Estabas embarazada cuando se produjo el desalojo, no les importó y te traladaron y pariste detenida ¿Cómo fue el trato con vos durante todo ese proceso?
–Todo el trato fue violento, inhumano. Me arrastraron por el medio de la ruta, me subieron a la camioneta y me cerraron las puertas en las piernas. Yo no podía moverme con facilidad, estaba a pocos días de dar a luz. Ya en el hospital me sentía observada, juzgada. Me filmaban las 24 horas, me revisaban a cada rato, todo muy invasivo. Cuando empecé mi trabajo de parto fue peor, me llevaron casi secuestrada, no me permitieron parir junto a las lamien, como era mi deseo. Y casi no me permiten que mi partera asista. Todo fue maltrato e insulto.
–¿Cuál fue el escenario previo a ese desalojo?
–Luciana: Antes de que pase todo esto, una semana y media antes, ya nos venían tiroteando. Cuando bajábamos al palihue, lugar donde se juega el palín, de ahí escuchábamos los tiros que tiraban desde lo de Frutos. Hablamos con la directora y le dijimos que nuestros hijos no irían más a la escuela hasta que todo esto pase, porque no estábamos seguros de que los suban solos al transporte sin nosotros porque no sabemos qué les puede pasar en el trayecto, que pasa por donde estan Frutos y Dates antes de llegar a la escuela. La policía misma le quería sacar información a los niños una semana y media antes más o menos. A mi nene de cuatro años le preguntaron por nosotros. Hasta entonces estábamos bastante tranquilos, pero de repente empezaron los montajes, como el autosecuestro de Frutos. Nosotros ese día estábamos festejando el cumpleaños de un lamien y había nieve, así que después de que comimos la torta nos fuimos cada uno a su ruka y empezaron a sonar los teléfonos. Era María Nahuel preguntándonos qué pasaba en el campo, que estaba lleno de policías, que dicen que a Frutos lo secuestraron, y nosotros ni enterados. Cuando había tranquilidad, ellos generaban estos montajes. ¿Y qué pasó ese día? Entró el COER (Cuerpos de Operaciones Especiales y Rescate) y dispararon hacia nuestras rukas. Lo que quieren generar es eso, para seguir demonizando: ‘Estos son los terroristas, estos son los pedreros, los violentos’. Nosotras sospechamos que la escuela fue un centro de operaciones del Comando Unificado. Frente a la escuela, a las tres de la mañana del día 4 estaban parando a todos los vehículos. Y les avisaban lo que iba a pasar. Ahí mismo estaba Frutos, con un chaleco de la policía. Estaba él mismo parando el tránsito. Hay una complicidad de todos. La directora, sabiendo lo que pasaba: ¿Cómo no nos dijo? Dicen que les importa y que resguardan a los niños, pero hacen todo lo contrario.
“Cuando se termine el agua y no se pueda respirar aire limpio, cuando desaparezcan las montañas y los ríos, ¿qué van a hacer?”
–¿Cómo era la vida diaria antes del violento desalojo y las detenciones?
–Romina:Teníamos huerta, animales, estábamos trabajando mucho con la educación de los niños, teníamos dentro de la comunidad el lugar donde hacíamos ceremonias, donde los niños compartían clases de mapuzungun, de cosmovisión, de lawen, nuestra medicina, y hacían recorrida por el monte. Cuando volvían hacían palín (juego mapuche) todos los días. Teníamos la cancha de palín, que también es un espacio sagrado como el rewe. No es solo un juego cómo lo entienden en general, para nosotros es un kimun, un saber, un conocimiento antiguo, y eso se recupera, lo vamos recuperando como comunidad y con los niños. Como un católico, que tiene sus costumbres, sus encuentros, espacios, fechas y momentos importantes, nosotros también. Sobre todo el respeto, se trabaja y se construye. Son cosas delicadas para nosotros, sí bien ellos aprenden a jugar, también aprenden todos los valores. Los niños estaban todos los días en eso, jugando, recorriendo, aprendiendo y esa es la vida que tenían en la comunidad y que hoy perdieron y extrañan.
–¿Contra qué poderes se tiene que enfrentar en esta lucha por recuperar el territorio y el buen vivir?
–Romina: Defendemos el territorio, el rewe, queremos vivir tranquilos como mapuche. No les estamos robando ni usurpando, no somos una toma tampoco. Hemos venido luchando todo este tiempo y antes de venir aquí también. Viene de mucho tiempo atrás y seguirá, de eso tienen miedo los grandes extractivistas, Benetton, la minera o los intereses y poderes que haya en la zona. Acá, en Parques, Burco, Lewis, los árabes, la lista es larga y ellos son los que manejan Bariloche y la cordillera. Los funcionarios terminan siendo títeres de este montaje. La persecución es peligrosa. Toda la junta vecinal y la comisión de fomento estuvo bien posicionada desde que llegamos, desde entonces estuvieron allí hostigando, aliados con los poderosos de la zona. La Comisión de Fomento de Villa Mascardi depende de la gobernadora y funciona actualmente en la escuela desde la pandemia. Su presidenta es Inés Maraboli. Ella decía que nosotros nos queríamos adueñar del lafken, del lago. Nos encontramos en un acto de la escuela y le dijimos: ¿Por qué no conversamos? Nos acusaban de violentos cuando solo pedíamos que no tiren la basura en el lago. Maraboli eligió Frutos y compañía. Nosotros no pisamos fuerte como ellos, pero tenemos convicción, que es más valiosa y respetable. Queremos hacer una vida en contacto con las fuerzas del lugar y vivir en armonía con nuestros hijos y familia, ese es el motivo por el cual otras comunidades nos respaldan. Respaldan el rewe y todos los espacios de este territorio. La cuestión penal no va a resolver nada. Van atacando los rostros visibles y nosotras tenemos otra pelea como mapuche, pasa por otro plano. Las leyes son bastante tibias y a nosotras nos toca asumir la prisión política con toda la dignidad y asumir en todo sentido esta lucha que es tan integral. Así también la defensa del territorio, como están haciendo los pu lamien, pu kona, con el respaldo de las fuerzas que nos acompañan, de Rafa Nahuel, de todos nuestros kuifiquecheiem.
–Romina: Tenemos nuestra lucha, somos consecuentes. Ya nos han humillado, nos han arrastrado, nos han denigrado, pero hay que seguir caminando, limpiarse bien las heridas y seguir caminando en esta lucha que es justa y verdadera. Y esa es nuestra arma mortal de guerra, con la que le hacemos frente a los tanquecitos. Ahora vienen por nosotros, pero la amenaza es para la gente en general, para cualquier ciudadano, para todos nuestros hijos. Cuando se termine el agua y no se pueda respirar aire limpio (que no falta mucho) cuando desaparezcan las montañas, los ríos, ¿qué van a hacer? No se va a poder hacer nada, es ahora. Nosotras somos libres. Por más que estemos acá encerradas, somos presas políticas mapuches pero nuestro espíritu es libre y consecuente y estamos orgullosas de nuestra sangre y vida como mapuche.
–Luciana: Nuestro territorio no lo vamos a cambiar por nada. Antes estábamos arriba en la montaña y nadie sabía de nuestra existencia. Tuvimos que bajar hasta la ruta y hacer un comunicado público informando que éramos una comunidad mapuche y que ese territorio iba a estar resguardado por nosotros, les contamos cuál era el fin, por qué recuperamos. La jefa de gobierno de parques había dicho "vamos a dialogar", lo que pasa es que quieren dialogar con nosotros fuera del territorio y nosotros tenemos un propósito. La recuperación del territorio tiene un fin espiritual, por eso no vamos a permitir que se hagan ahí ni caminatas ni un comanejo, ni nada de eso. No podemos estar haciendo una ceremonia y que aparezca un grupo de turistas haciendo caminatas por el territorio. Ya nos pasó eso. No es la vía penal el camino para poder destrabar este conflicto. Es la presión social y política. Podrían hacerlo si tuvieran la voluntad. No quieren quedar mal, y mientras tanto, nos tienen acá desde hace un mes. Un ejemplo de la presión social fue cuando nos llevaron a Buenos Aires. Se movilizó mucha gente repudiando y eso género que nosotras podamos volver a Bariloche.
“Ya nos han humillado, nos han arrastrado, nos han denigrado, pero hay que limpiarse bien las heridas y seguir caminando”
–De los nueve niñxs que hoy tienen a sus madres presas cuatro han vivido la represión en 2017 cuando asesinaron a Rafael Nahuel. ¿Cómo le explican a estas niñeces el hostigamiento que vive su pueblo?
–Luciana: En el desalojo, los policías tiraron tiros a esos niños de 6, 8 y 9 años, ellos no hicieron nada, solo corrían del susto, igual les dispararon. Nosotras le dijimos a la jueza Dominguez que nuestros otros hijos están ahí arriba, en el cerro, y nos respondió: "Bueno, yo voy a dar la orden para que no tiren con plomo". Estuvimos dos días incomunicadas, sin saber de ellos, recién nos reencontramos el domingo siguiente, cuando nos dieron la prisión domiciliaria. Se habla mucho en estos tiempos de las infancias pero parece que si son mapuche no importan. Los niños conocen el monte como nadie por suerte. Estuvieron juntos todo el tiempo. Y aunque los buscaron con detector de temperatura, no los encontraron. En 2017 mi nene, que esta vez corrió al monte, tenía tres años y le pegaron. A él le echaron gas pimienta en los ojos, con maldad. ¿Qué te va hacer un niño de tres años? En esa ocasión ya nos tenían esposadas y mi niño parado al lado mío, lo gasearon y me lo sacaron. Y ahora, cinco años después, él tiene que vivir todo esto nuevamente. Ellos corrieron. Más que nada a pedirle a los pu newen que los cuiden y que estén bien. Los niños no sufrieron discriminación en la escuela por parte de sus compañeros y cuando cambió la directora, fuimos a preguntar sobre la educación intercultural. Fuimos a conversar con la directora y acordamos que haríamos una "etapa de sensibilización", más que por los niños por los padres. Siempre tratamos de estar bien con todos. Acordamos eso con la directora y por un tiempo hasta iba el chachay (abuelo, anciano) que vivía con nosotros a conversar. Hasta que llegamos a presentar la bandera mapuche tehuelche. Y todo re bien, pero ese día la directora eligió no invitar a nadie más que a nosotros. ¿Por qué debemos andar a escondidas si esto es por ley que debe ser así? nunca estuvo la bandera afuera.
–Cuánto le debe el Estado argentino al pueblo mapuche…
–Luciana: Nosotros no esperamos nada del Estado que nos tiene presas por algo que es excarcelable, violentando a nuestros pichi. No es casual que nos dejen estar acá, pudiendo estar en otro lugar. Acá al lado tenemos la Escuela de la Policía, donde todos los días a las 6 de la mañana la policía canta el himno, a los gritos. Sigue, sigue la violencia simbólica, psicológica. Así estamos hace ya un mes, no se acaba más esta pesadilla.Sabemos que vamos a volver. El miedo lo perdimos hace tiempo. La verdad de nuestro pueblo es más justa. Nosotras somos dadoras de vida, como nuestra ñuke mapu. Haber vivido todo esto, el desmembramiento, desde la colonización hasta hoy, somos las brujas terroristas (se ríe). Eso queda marcado una vez más, todo el genocidio que vino con el patriarcado, la Biblia, la cruz, la violencia y el despojo.
–Hay una parte de la sociedad conciente que sí entiende la lucha y acompaña. ¿Cómo pueden o podemos colaborar con el pueblo mapuche?
–Romina: A la gente mapu le pedimos que valoren su origen, que acompañen para que la machi vuelva a su rewe, que exijan por nuestros pichikeche, por cada autoridad ancestral, por cada territorio que está siendo devastado en estos momentos.Toda la mapu está viva y nosotros la defendemos y es un trabajo hermoso y hay muchas fuerzas. Esta lucha no es un lucro para nosotros, simplemente defendemos el lugar. A la sociedad en general, les decimos que deben revelarse porque vienen cosas muy tristes. La represión viene pareja para todos, porque el dinero se invierte en balas, patrulleros y más milicos. Estamos conectadas a esa mapu, allí están enterradas las placentas de nuestros hijos. Nosotros nos comunicamos con el relmu lafken, mal llamado Lago Mascardi. Todo tiene su nombre antiguo, sabemos que no estamos solos acá. En este momento es muy importante que la machi pueda retornar a su rewe y territorio. Exigimos la desmilitarización del rewe y el territorio. El Estado genocida está en deuda pero para nosotros la ley winka no vale. Con Rafa (Nahuel) y con Elías (Garay) las causas se caen, se dilatan, cuando llega el juicio, se le ríen a las madres y esposas en la cara, se burlan. Esa injusticia y esa violencia no se registra. Somos ignorados o tratados como terroristas.
"Les decíamos que llevábamos a un muerto, que no nos disparen más"
Fausto Jones Huala fue testigo del asesinato de Rafael Nahuel. Escuchó sus últimas palabras, mientras lo bajaba herido de muerte de la montaña. Luego, fue detenido e incomunicado. Y pese a ser víctima de la balacera del Grupo Albatros de Prefectura, la Justicia le inició una causa a él. Por primera vez, decide contar lo que vivió ante un medio de comunicación.
"Somos mapuche, no terroristas"
María Nahuel, tía de Rafael Nahuel, asesinado por Albatros el 25 de noviembre de 2017 en Villa Mascardi, denuncia la violencia hacia el pueblo mapuche y pide por la libertad de las siete mujeres de la comunidad detenidas.
“Rafael Nahuel luchó por su tierra y su familia”
A cinco años del asesinato de Rafael Nahuel en la Lof Lafken Winkul Mapu, Lautaro González Curruhuinca, principal testigo de los disparos del grupo Albatros, reivindica la lucha mapuche por los territorios y afirma: “no voy a negociar con el sistema judicial sin importar las condiciones”.