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Un lunes de enero

por Agustín Colombo
Fotos: Agencia Télam
24 de enero de 2023

Semblanzas, recuerdos y futuros tras un logro histórico: la personería gremial que obtuvo el Sindicato de Prensa de Buenos Aires.

Te acostumbraste a tener dos, tres y hasta cuatro laburos. Terminás uno y salís rajando para el otro. Quizás en esa carambola precaria tocó alguno remoto, entonces corrés menos físicamente, pero tu cabeza sigue girando: pensar mucho para cobrar poco

La jornada laboral se extiende, se convierte en esa zanahoria que te corren a cada hora, pero llegás. Te quemás, pero traspasás la cinta del final del día con lo justo. Muchas veces pasado de rosca, una corrosión, un goteo incesante que andasaber cuándo o cómo te lo factura el cuerpo

Te acostumbraste a reclamar en todos estos años que el sueldo no alcanzaba. Luchaste y puteaste porque el sindicato que discutía tus paritarias no negociaba, sino que entregaba y firmaba, y los dueños de las empresas en las que trabajás se aprovechaban de eso. Medios comerciales, del Estado o autogestivos, unidos bajo esa misma bandera, bajo esa misma modalidad.

Discutiste y te frustraste, pero había que seguir. Porque la vida es esto, dijiste, y porque el que abandona no tiene premio. Y seguiste también porque había que pagar el alquiler, o las expensas, o la cobertura de salud, y antes que todo eso había que pagarle a la verdulera, al carnicero o al supermercado que te vende cada día más caro.

Desbarrancaste cuando te enteraste de la muerte de compañeros a quienes la mala sangre, la precariedad laboral y los horizontes tormentosos los desgastaron demasiado. No lo dice ningún certificado de defunción, pero lo sabemos muy bien. El gran Rubén Schofrin, Dieguito Paruelo, Marce Rodríguez, Ernesto Rodríguez, más allá en el tiempo la Negra Ale

Te quedaste sin palabras. Sin ser, sin ver.

Negociaste tu fe. Negociaste tus ideas. Viste cómo compañeros y compañeras cambiaban de laburo, se iban a otros rubros, porque todos los medios pagan mal, y algunos ni siquiera pagan. Lo naturalizaste incluso puteándote a vos mismo: creíste que lo que pasaba era lo normal.

Hasta que un lunes de enero, después de tantos años, después de tanta lucha, después de tanto trámite, después de tanto trabajo silencioso y de hormiga, después de tantas asambleas y reuniones en las que decíamos que el expediente avanzaba pero dudabamos de si alguna vez iba a salir, el gran nudo que te apretaba empezó a aflojarse.

El Sindicato de Prensa de Buenos Aires, el SiPreBA, nuestro sindicato, obtenía la personería gremial con la que podrá, de una buena vez por todas, honrar todos estos años de organización, luchas, lamentos y pérdidas. Con la que podrá, ahora sí, intentar frenar –o atenuar– esa carambola que te corroe. Guardate la fecha en tu cabeza. Y cambiale el día a aquella canción:   

Y que un lunes cualquiera  
Se te dé lo que tanto querés 
Un lunes cualquiera.