Las últimas palabras de Exequiel: “La policía me está matando”

por Mariana Aquino
23 de enero de 2021

Exequiel García estaba detenido en la Unidad 6 de Corrientes por un delito que no cometió. Fue perseguido y violentado durante un año, y cuando iba a salir en libertad apareció muerto de un paro cardiorrespiratorio en el hospital. Su familia denuncia que al menos ocho efectivos lo mataron a golpes.

“A mi hijo lo asesinaron a golpes en la cárcel. Estoy destrozada, necesito justicia”, nos dijo Laura Silvero en un audio de WhatsApp. Esa era la primera vez que hablábamos con ella. El 13 de enero, al menos ocho efectivos de la Unidad 6 de Corrientes asesinaron a golpes a Exequiel García, su hijo de 20 años.
 
Exequiel llevaba un año privado de su libertad en la Unidad 6 de procesados de Corrientes, una cárcel a 20 kilómetros de la capital de la provincia. Sin antecedentes, estaba acusado de un delito que no cometió: por transitar en una moto que tiempo atrás había sido robada, el joven fue detenido en septiembre de 2019. Desde su ingreso en la unidad penitenciaria sufrió la persecución constante, el maltrato y el armado de causas administrativas. Su familia estaba al tanto de la situación pero Exequiel les ocultaba los motivos.
 
“Me hicieron otra causa, me regalaron en un pabellón. La policía me está matando. Estoy todo lastimado. Estoy mal”, le escribió Exequiel a su madre, días previos a la última golpiza. Ante la insistencia de Laura, Exequiel, quien cuidaba a su familia de lo que sucedía adentro, le reconoció: “Yo no quiero que les pase nada a ustedes. Cuídense mucho, má”.

 

 
“El perfil de Exequiel, chico carismático y lejano al ámbito delictivo, es muy codiciado en la cárcel. Muchas veces se los utiliza para delitos internos o trabajos específicos. No lo sabemos con precisión, no tenemos pruebas, pero tal vez le pedían que haga algo a lo que él se negaba”, afirma Hermindo González, el abogado de la familia.
 
Hace un tiempo Laura puso una medida de resguardo físico que lo aislaba a Exequiel del resto de la población carcelaria y lo dejaba con custodia permanente. Una de las condiciones del régimen especial era el recreo solitario en el patio –uno a la mañana y otro a la tarde– de una hora de duración. Pero los celadores le cortaban el beneficio a la media hora o a los quince minutos.

 


 
 

El miércoles 13 de enero a Exequiel le volvieron a quitar tiempo del recreo. Siempre se lo hacían pero ese día se reveló y no quiso entrar a la celda, ahí se inició una discusión con uno de los guardias y minutos después se presentaron al menos ocho penitenciarios que le dieron una feroz golpiza y lo llevaron a una celda más pequeña. Ahí Exequiel gritaba de dolor. Sus compañeros de pabellón escuchaban todo. 

“Siento que prepararon todo para matar a mi hijo. Tenemos miedo. Tengo miedo por lo que me pueda pasar a mí y a mi familia".

Horas después a Exequiel lo reanimaron y lograron trasladarlo de emergencia al hospital, donde finalmente murió. La versión oficial habla de la muerte del interno Exequiel García, de 20 años, en el Hospital Escuela de Corrientes por insuficiencia cardiorrespiratoria. Nada se dice de los golpes que recibió el joven y de las causas que provocaron esa situación.
 
A las tres de la tarde de ese mismo día, Laura había pasado por el penal a dejarle comida a su hijo. No la dejaron verlo y no le informaron nada de lo que estaba sucediendo. Recién tres horas después recibió en su casa la visita de efectivos penitenciarios: “Su hijo murió”, le dijeron.
 
 “Por tan poco le quitaron la vida a mi hijo. Lo desfiguraron en una golpiza tremenda y ahora se cubren entre ellos y la Justicia no reacciona. Pero yo tengo pruebas. Otros celadores, de forma anónima, me reconocieron que a mi hijo lo mataron a golpes”, denuncia Laura.

 


 

Lo que supone su familia, respaldándose en testimonios anónimos, imágenes y testigos protegidos que estuvieron presentes ese día en la cárcel y el hospital, es que Exequiel murió en la celda de aislamiento, que lo intentaron reanimar dentro de la cárcel  y el deceso fue por el colapso cardiopulmonar en el hospital. Esa misma tarde de la golpiza a Exequiel, sin motivo aparente, el servicio penitenciario reprimió en varios pabellones de la Unidad 6.

No hay voluntad de respetar los derechos humanos dentro de las cárceles”.

Si bien todavía no están identificados los efectivos que participaron del ataque, a los funcionarios implicados se les inició sumario administrativo y se los separó del cargo. Además se abrió de oficio una causa por averiguación de causales de muerte a cargo de la fiscalía de turno y el abogado de la familia presentó en el Juzgado de Instrucción N°6 un escrito solicitando las imágenes de las cámaras de seguridad de la cárcel y del Hospital Escuela y el listado de todo el personal que trabajó ese día en la unidad carcelaria: en seguridad, limpieza y sanidad.

“Siento que prepararon todo para matar a mi hijo. Tenemos miedo. Tengo miedo por lo que me pueda pasar a mí y a mi familia. Solo la necesidad de que se haga justicia me mantendrá viva. Solo quiero justicia pero también tengo miedo”, reconoce Laura.

“El Gobierno va a hacer todo lo que sea necesario para esclarecer y para poner a disposición de la Justicia todos los elementos que estén a nuestro alcance y conocer realmente qué fue lo que pasó”, declaró al día siguiente del crimen el ministro de Seguridad de Corrientes, Juan José López Desimoni. Sin embargo, ningún integrante del gobierno de Gustavo Valdés se comunicó con la familia ni puso en duda la versión oficial: "El horario de recreo del interno había terminado y a partir de ahí empieza la investigación de los hechos”, afirmó López Desimoni. 

“No estamos ante un hecho aislado de un par de penitenciarios violentos a los que se les va la mano. El caso de Exequiel es parte de un entramado represivo con compromiso institucional y complicidad política. El sistema penitenciario está amparado por la Justicia y el gobierno provincial. Acá en Corrientes hay todo un sistema aceitado, mecanismos esquematizados donde cada poder es cómplice y los responsables materiales actúan con total impunidad porque saben que nada pasará. No nos sorprende con la lentitud que actúan los fiscales y la Justicia en general; tampoco nos sorprende que los funcionarios provinciales estén ignorando la gravedad del caso. Corrientes es la segunda provincia, después de Buenos Aires, con más casos de muertes violentas en cárceles.”, destaca el abogado González.
 
Hilda Presman, coordinadora de la red de DDHH de Corrientes, asegura que la situación en todas las cárceles de la provincia es alarmante. “Los presos no tienen buenas condiciones, el servicio penitenciario se maneja con total violencia e impunidad. Se va a tener que trabajar mucho para esclarecer el caso de Exequiel porque no hay voluntad de respetar los derechos humanos dentro de las cárceles”.

El caso de Exequiel no es el primero en Corrientes. En abril de 2020,  la misma fuerza mató de un tiro a Kevin Candia en un confuso episodio después de que los presos de la unidad Número 1 de Corrientes Capital reclamaran por mejores condiciones de higiene para combatir la pandemia de coronavirus. Quisieron encubrir el crimen bajo la sospecha de un enfrentamiento entre detenidos pero las cámaras de seguridad y las pericias demostraron que el disparo salió de un arma oficial. Sin embargo, no hay ni un solo procesado. 

Erika, la mamá de Kevin pide justicia desde el 21 de abril de 2020. Ese día fusilaron a su hijo y 15 de sus compañeros de pabellón fueron hospitalizados. “Me duele en el alma, cada mañana me despierto con la impotencia de saber que he salvado vidas siendo enfermera y la de mi hijo no la pude salvar. Nadie lo ayudó. Se ve en los videos cómo los presos piden que alguien asista a mi hijo y nadie lo ayudó”, cuenta Erika.   

En las cárceles de Corrientes no hay agua potable ni elementos de higiene para prevenir los contagios en plena pandemia, en un contexto donde el distanciamiento social es imposible y la provincia transita un rebrote de Covid. Exequiel había pedido que le realizaran un hisopado y se lo negaron. La única respuesta al reclamo de familiares de personas detenidas es la represión. Golpes, tiros y personas muertas. Como Exequiel un pibe humilde y tranquilo que amaba a su mamá Laura.

Exequiel García le avisó a su madre que la policía lo iba a matar. Y así fue. También, en el último Whats App le dijo que cuide a la familia. Que no salgan. Pero a Laura la invade la impotencia y tiene que salir a hablar, a denunciar, necesita justicia por su hijo: “Esto le puede pasar a cualquier mamá. Exequiel era un pibe de un barrio humilde, como tantos. Lo acusaron de un robo que no cometió, pasó más de un año preso y cuando iba a salir porque descubrieron su inocencia, lo mataron. Le pido a la sociedad que comprenda a una mamá desesperada, necesito ver a sus asesinos presos, es lo único que me puede dar algo de paz”. 
 

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