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La trampa de decir que todas las escuelas son iguales

por Revista Cítrica
Fotos: Agencia Télam
16 de febrero de 2021

La opinión en primera persona de una docente que da clases en la Ciudad de Buenos Aires, donde la fractura entre sur y norte quedará evidenciada, una vez más, con el regreso a las clases presenciales. Propaganda mediática, discurso simplificador y un peligro latente concentrado en los barrios más pobres.

Por Eugenia Torres 

 

El nivel de ensalada de frutas que circula alrededor del tema presencialidad es infinito y meticulosamente agitado por la derecha, cuya expresión partidaria mayoritaria es el PRO y gran parte del FDT. 

En el mundo:

- En Estados Unidos (al menos en Nueva York) se implementó la virtualidad, que incluyó entrega de dispositivos y asistencia de tutores para orientar su uso, con espacios OPTATIVOS de presencialidad, de dos veces por semana menos horas.
- En España hubo cierre total de escuelas durante un lapso, luego una apertura reducida, luego volvieron a cerrarse las escuelas, y ahora evalúan la apertura nuevamente
- En Francia las escuelas se cerraron al principio de la pandemia, luego se abrieron escalonadamente, y desde hace meses funcionan casi con normalidad
- En Alemania se cerraron cuando empezó la pandemia, luego se abrieron y ahora se cerraron completamente
- En el Reino Unido se cerraron completamente
- En México se cerraron durante todo el 2020, hasta septiembre que empieza el nuevo ciclo lectivo para ellos, cuando abrieron parcialmente
- En Brasil, luego de un temerario comienzo de sálvese quien pueda, que escaló a tragedia, se cerraron completamente

¿Qué demuestra esa diversidad? 

Que cada región evalúa sus políticas públicas en base a las diferentes características de su comunidad. Esa diversidad, no se da  sólo de país a país. Se da de provincia a provincia. De ciudad a ciudad. De barrio a barrio. De escuela a escuela. De niño a niño.

La exigencia de muchos docentes no pasa por negar de plano la presencialidad, sino por discutir las condiciones. Y la trampa del gobierno de Horacio Rodríguez Larreta y Soledad Acuña es interpelar a todas las escuelas de todos los barrios, como si tuvieran las mismas condiciones.

La trampa del gobierno de la Ciudad es interpelar a todas las escuelas de todos los barrios como si tuvieran las mismas condiciones

Esa interpelación, que además es mediática, se monta sobre la fantasía de que la Ciudad es un territorio homogéneo, de avanzada, progresista, cuasi europeo. Sus habitantes creen en ese relato, que se desmonta con sólo agarrar el auto y hacer la ruta que yo hago cada día de mi vida, por la medialuna sur de la ciudad, que no tiene nada que envidiar al "áfrica sirventera" conurbana.

Sin embargo, en un giro inexplicable, los porteños, aún los que habitan esos barrios privados de todo, sin urbanizar, con defectuosísima llegada de transporte público, con asentamientos, calles bombardeadas de baches, falta de cloacas, iluminación pública deficiente, inexistencia de hospitales, insuficiencia escandalosa de escuelas, de bancos, de ofertas culturales, gastronómicas, creen que esos barrios postergados en CABA no existen. Barrios que muchos porteños suponen parte del conurbano. Todos habremos escuchado alguna vez: "¿Lugano no es provincia?". Tal es la negación de esa parte olvidada completamente por la gestión macrista que gobierna la ciudad desde hace catorce años ininterrumpidamente. 

En la semana que pasó, varios programas de entretenimiento, esos que uno pone de fondo mientras toma mate, que eligen el mejor cocinero o hacen preguntas y respuestas, o juegan a embocar la pelotita, tuvieron invitadas especiales. Algo inédito: directoras de escuelas públicas dando testimonio. Es llamativo, porque por normativa oficial, los docentes de la CABA tenemos prohibido salir en los medios para hablar de las escuelas en las que trabajamos. Pero parece que para estas dos blondas directoras, hubo un permiso especial.

De repente, dos directoras aparecieron en TV remarcando que las escuelas porteñas estaban listas para recibir a alumnos. Las dos eran del distrito 9: Palermo 

Las vi haciendo zapping a una un día en el programa de Leo Montero, en una pausa de su concurso, siendo entrevistada por el conductor. La mujer relataba con orgullo la importancia de acompañar la presencialidad y subrayaba que las escuelas porteñas están listas para recibir a los niños con todos los cuidados. En el mismo sentido, otra directora era reporteada en otro programa de estos que la gente parece que no mira, pero mira y escucha, porque suelen ser el fondo de pantalla de sus días. 

Un detalle que el espectador desprevenido tal vez no notó es que ambos testimonios eran de directoras a cargo de escuelas de Palermo. El distrito escolar 9 tiene escuelas centenarias, edificios imponentes, con grados de un promedio de 10 alumnos. Cooperadoras fuertes. Mantenimiento.  Familias de clase media que acompañan. Niños bien nutridos. Seguimiento personalizado por la baja matrícula debido a que los vecinos de esos barrios, suelen optar por la escuela privada.

En Soldati, en Lugano, en Ciudad Oculta, en Zavaleta o el Bajo Flores, las cosas no son tan simples. Y sorprende la liviandad con la que estas dos mujeres salen a convencer a la audiencia de que las escuelas públicas de la Ciudad (todas, no las de ellas) están en condiciones. Ellas saben que eso es mentira porque cualquier directora titular tiene suficientes años de ejercicio docente encima, como para haber tenido que dar clases en suplencias de estos barrios postergados.

En Soldati, Lugano, Ciudad Oculta, Zavaleta o el Bajo Flores, las cosas no son tan simples.  

Todo el mundo en educación sabe la fractura monumental que hay entre el norte y el sur. Aprovecharse de que conducís una escuela de lujo, para generalizar y echar a los leones a tus compañeras y compañeros que la yugan en el "Africa" macrista, afirmando que TODAS las escuelas están en condiciones, cuando sabés que eso es mentira, te convierte en lo que son estas testimoniantes: chupamedias amarillas, sin conciencia de clase, acríticas, profundamente alienadas. Para Acuña son el ejemplo de docentes que hacen lo que hay que hacer. Para nosotros y nosotras, el monumento al carnero

La docencia no se opone a la presencialidad per se. Se opone a hacerlo en condiciones indignas. Condiciones que, justamente esa "docencia militante" que tanto desvela a Acuña, viene denunciando hace años (invasión de ratas, techos filtrados, derrumbes, hacinamiento por falta de vacantes, falta de auxiliares, supresión de caseros, mugre) y que ahora explotan a la luz, porque no se puede tapar el sol con la mano. 

Pero Solita cuenta con una mano grande de sus amigos para taparlo igual. El ministro Trotta, que sostiene por cadena nacional que las escuelas porteñas (nuevamente la falacia TODAS) están en condiciones. Las maestrulis de Palermo, que dan testimonio de ello en un desfile inexplicable por programas de TV. La propaladora mediática que acompaña su discurso. La confusión generalizada. La fantasía de vivir en una ciudad que merecía ser Europa.

La docencia no se opone a la presencialidad per se. Se opone a hacerlo en condiciones indignas.  

El efecto devastador de esto, la negación pertinaz y patológica de los reclamos que la zona sur de la ciudad viene haciendo hace ya más de una década, la estigmatización de los vecinos de esos barrios como los culpables de su postergación, por no ser nacidos y criados en la reina del plata, es la criminal compulsión a amontonar pobres sin el más mínimo cuidado

Existe en el imaginario porteño una brutal xenofobia  que alimenta la creencia de que ser de la Ciudad significa pertenecer a una raza superior y habitar un principado. Esa pretensión necesita negar sus agujeros. Entonces la CABA es toda europea, y alegamos que los docentes de la zona sur se quejan por vagos, zurdos y fracasados, y no porque NO ESTÁN DADAS LAS CONDICIONES.

A esas escuelas, que son las más pobres, y que, paradójicamente, son las que más niños van a recibir porque sus familias están obligadas a ir a trabajos precarios y ya no saben dónde poner a los hijos, no llegó NADA nuevo para que las condiciones necesarias ocurran.

No hay más auxiliares.

No hay mejor mobiliario.

Los techos se siguen cayendo.

Los baños siguen tapados.

La escuela sigue sin casero.

La cantidad de niños por aula supera los 40 pibes.

Los problemas socio económicos que atraviesan a las familias son altísimos.

Y nada indica que se haya dispuesto algo que atienda la especificidad de esas instituciones, licuadas en el discurso totalizante del macrismo y el ministerio de Trotta.

Aceptar que muchísimas escuelas de la CABA no tienen condiciones para una presencialidad segura es aceptar que en catorce años se desfinanció la educación del distrito más rico del país, se ahondó la desigualdad entre norte y sur y se privilegió la educación privada. Para evitarlo, nada mejor que el viejo truco de vociferar por los medios de comunicación amigos, que los maestros son todos una manga de vagos. La señora de Lugano que tiene rabia, encuentra un puchimbal para ir a gritarle. El ministro de la Nación refuerza la posición de la bella ministra. Y todos contentos.

Entonces, una vez más, nadie habla de educación. Ni de las vidas de los más pobres que nuevamente entregan al sacrificio para pasar el año de campaña."