Con su discurso en el Congreso Ofelia Fernández se convirtió en una referente de la "revolución de las hijas", que logró modificar de parecer a diputados y diputadas que iban a votar en contra del aborto seguro, legal y gratuito. Cómo se vincula y transforma la polÃtica una generación que intenta derribar al patriarcado.
Asà como no habrÃa aborto legal sin lo que vienen haciendo desde hace tres décadas las mujeres de la Campaña Nacional por el aborto legal, seguro y gratuito; no habrÃa padres, madres, abuelos, abuelas, diputados, diputadas, senadores y senadoras que cambiaran de postura en medio del debate si no fuera por las hijas.
De esa forma nació "la revolución de las hijas". Una revolución hecha desde abajo, desde asambleas, desde estudiantes, desde las mujeres, desde sectores que no eran escuchados por la sociedad. Ofelia Fernández es hija y alumna. Y fue -con su discurso en la Cámara de Diputados en el que explicó por qué el aborto debe ser seguro, legal y gratuito- la voz de quienes no tenÃan lugar ni en el Congreso ni en los medios de comunicación. Y cuando eso pasa, cuando la voz de las que no aparecÃan antes en la polÃtica se impone, hay una revolución.
“Fue muy tremendo escuchar las intervenciones de diputados y diputadas que decÃan que estaban votando eso por sus hijas. Saber que fuimos nosotras las que defendimos nuestras banderas y conseguimos esto. Los y las que parecÃan estar destinados y destinadas a solamente aprender, tenÃamos algo para enseñar. Y eso llamó la atención”, explica Ofelia.
Ofelia, que fue presidenta del Centro de Estudiantes del Colegio Nacional Carlos Pellegrini durante 2016 y 2017, se enoja cuando le dicen que su generación es el futuro. Sostiene que están cambiando el presente: “Estamos acá, interviniendo en la sociedad, participando en los hechos y generando resultados. A muchas personas más grandes les sorprende pero creo que eso tiene que ver con el resentimiento de que cuando tenÃan nuestra edad no cazaban una. Cuando tenemos la fortaleza y demostramos que somos presente, conseguimos que nos escuchen”.
¿Crees que hubo una parte de la sociedad que subestimó a los y las adolescentes en este tema?
Mientras nos caracterizaban, ya estábamos haciendo polÃtica: tenÃamos asambleas una vez por semana, discutÃamos en reuniones de delegados y delegadas, y nos relacionábamos de una manera diferente. Los medios de comunicación más masivos y más retrógrados, siempre que yo hacÃa un móvil, antes me hacÃan escuchar un rato de lo que decÃan los panelistas. Y lo primero que se escuchaba era: "A estos chicos les lavan la cabeza". Y acusaban a docentes o partidos polÃticos de darnos letra.
Pero la teorÃa conspirativa se les cae a partir del momento en el que estamos firmes y decimos lo que pensamos, aunque nos hagan preguntas exóticas, aunque nos quieran tomar lección. Si te mostrás firme y tranquila, no tropezás.Cuesta reconocerlo porque somos jóvenes pero tenemos una trayectoria muy fuerte en materia de feminismo, entonces cuando estamos ahà y podemos hablar, en general sorprendemos. El movimiento secundario, con tantas derrotas en sus haberes, se merecÃa una victoria como ésta. Por eso, ahora tener esto, de lo cual fuimos protagonistas, y que creo que tiene destino de victoria, al movimiento secundario lo alza.
¿Cómo transitaste tanta exposición después de hablar en Diputados?
Trato de explotar la exposición, porque una voz joven y mujer no es algo común, ni que suele interpelar demasiado. Somos algo que generalmente se calla y se desautoriza. Siento que mi consigna es la de aprovechar este espacio. La juventud y el Centro de Estudiantes tienen una carga de discusión muy fuerte y que muchas veces no se ve. Incluso, muchas veces más fuerte que la que se tiene en las facultades y en otros espacios de militancia, porque acá hay como una euforia y una rebeldÃa en la que todo el tiempo estás cuestionándote cosas.
Si no somos protagonistas cuando estamos luchando por nuestros derechos, ¿cuándo lo seremos?
¿Cómo te acercaste al movimiento feminista?
Mi primer acercamiento se dio con él "Ni una menos". Escuchaba la consigna y me sentÃa muy triste, porque en los secundarios estás más acostumbrada a luchar por la positiva. Y decir "ni una menos" no era estar diciendo "quiero esto". Estábamos pidiendo que -como mÃnimo- "no nos maten". Era un horror.
En lo personal yo me acerqué con el femicidio de una piba que era amiga de mis amigas, Lola Chomnalez. Era un momento donde no pensábamos a la polÃtica como algo que estuviera cerca de lo humano, de lo sensible. Creo que el feminismo reformuló eso y hoy es el movimiento de mayor capacidad de movilización y de injerencia en Argentina. Además logró una transversalidad en los secundarios que genera este término de la "revolución de las hijas". Ahora hacer polÃtica es hacerlo desde una perspectiva feminista. El feminismo es nuestro, y en base a eso empezamos a construir la alternativa con la que soñamos.
Justamente al femicidio de Lola los medios de comunicación no lo trataron como tal.
Creo que si hoy se repitiera, serÃa muy distinto el tratamiento. En aquel entonces los medios preguntaban “¿Por qué Lola estaba sola en la playa?” “¿Buscaba marihuana?”. La intentaban manchar. Con ella, fue un poco menos que con otras, porque era una piba blanca, que estaba en Valizas, de vacaciones. Cuando tratan el caso de una piba pobre es mucho peor.
¿Cuál crees que debe ser la próxima batalla que habrÃa que dar después de la del aborto?
Si pienso a nivel secundario, en todas las tomas de colegio, la Ley de Educación Sexual Integral es una de las consignas. Creo que a partir del aborto, debe materializarse lo más pronto posible. Y va a pasar. Cuando se tomaron los colegios dos dÃas antes de la votación y a la ministra de Educación le preguntaron por las tomas, ella dijo que no podÃa hacer nada porque no era diputada. Entonces le dijimos: "Pero señora: ¿La ley de Educación Sexual Integral no le compete?". Siento que desde ahà la presión se empezó a establecer. Y esa es la conquista que tenemos por delante en las escuelas. La ESI es mucho más de que nos enseñen a usar un forro. Es empezar a hablar de placer, a hablar de orgasmo femenino, hablar más de diversidad sexual y menos de homofobia.
"Ahora al 80% de los centros de estudiantes los presiden mujeres. Cuando yo era presidenta era la única. A partir del feminismo empieza a haber más representantes mujeres"
¿Qué ocurre con las masculinidades hegemónicas actualmente?
A los varones les cuesta. Las mujeres somos reacias a tener a un hombre encabezando nuestro movimiento, eso tiene un sentido porque nosotras estuvimos aplastadas durante toda nuestra vida. Entonces, si no somos protagonistas cuando estamos luchando por nuestros derechos ¿cuándo lo seremos? Los varones están entendiendo eso, aunque también pretenden generar su momento de protagonismo y de dominación: encuentran el protagonismo al decir “Yo me deconstruÔ. Y me parece que el verdadero trabajo es el de asumir la incomodidad y no el de decir "esto ya lo superé". Discursivamente "somos todos feministas" y "lo tenemos re claro" y "estamos mal con el patriarcado". Pero de golpe hay cosas, en los hechos, y de cómo nos movemos, que todavÃa no sabemos reconocer. Hay muchos varones que reconocen muchas conductas viéndolas, pero las practican inconscientemente.
Antes no se planteaba en las aulas si un aborto debÃa ser legal, seguro y gratuito o clandestino….¿Eso cambió ahora?¿Cambiaron los y las docentes o son las pibas las que los obligaron a cuestionarse ciertas cosas?
Creo que lo nuestro es autogestivo. Los y las docentes no tienen nada para enseñarnos en este sentido. Y creo que para mà esto es lo mejor, porque lo más peligroso del aborto, cuando todavÃa no se habÃa ganado culturalmente tanto espacio, era el juicio entre tus pares. Es decir, ser la que abortó, ser la puta que abortó. En los pasillos se decÃan cosas como que "abortó con merca" y otros delirios. HabÃa un juicio, y un demonio alrededor del aborto. Ahora una vez que pase la ley, serÃa bueno que la institución se preste a ese fenómeno, y no que el fenómeno dependa de la gente que lo vive. Como de firmar una garantÃa de que hoy nosotros y nosotras lo pensamos asÃ, nos relacionamos asÃ, y que no tiene que quedar en el momento, sino generar algo que permita que las próximas generaciones tengan la posibilidad de plantearse esto mismo, y más. Ahora las pibas de primer año hablan con la "e" con mucha naturalidad. Y yo no puedo, yo sigo diciendo nosotros y nosotras. Eso está pasando pero lo que falta es un comportamiento institucional ante este fenómeno que para nosotros y nosotras está más que claro. Por eso es que repito que todo esto es completamente autogestivo. Queremos hacer jornadas de toda la comunidad educativa, entre docentes, no docentes y estudiantes para realizar discusiones en torno a estos temas.
¿Y hay apertura para eso?
Pienso en mi primer año en el Pelle, y en cómo está ahora, y es otra escuela. Y eso se ve reflejado en que se generaron nuevas libertades, y nuevos lazos. Por ejemplo, cuando yo estaba en primer año, y mi hermano estaba en quinto, yo lo saludaba corriendo, y me iba, porque el patio era de los grandes, y ahora, a partir del feminismo y de pensar las relaciones desde otra manera, hay algo que se generó y que es mucho más ameno. Creo que tiene que ver con que las mujeres ahora ya no competimos, y también hay muchos varones que se están encontrando con esa nueva masculinidad, con lo cual también tienen otras actitudes.
¿Y por fuera de este colegio?
Hay colegios en los que no se permite tener una asamblea jamás y nosotros y nosotras podemos tener una cada dos semanas. Eso es cierto. Pero de cualquier forma está ocurriendo en todos los colegios. Algunos que apenas tenÃan centros de estudiantes hoy tienen una gran organización; el feminismo hizo mucho más atractiva a la polÃtica. En 2014, la Coordinadora de Estudiantes de Base, sólo tenÃa varones de distintas organizaciones polÃticas, rosqueando, muy violentos, muy agresivos, y eran organizaciones discutiendo representadas por presidentes varones, y no solamente dejaban afuera a las mujeres en esa discusión, sino también a las personas a las que no les interesa pensar desde esa óptica tan violenta. Estaba esa cuestión “de hombres” de pelearse a muerte para después terminar haciendo algo juntos, y eso siempre sale mal. Creo que a partir del feminismo empieza a haber muchas más representantes mujeres. Ahora el 80% de los colegios los presiden mujeres. Y cuando yo era presidenta era la única. Ahora hay muchas, y parten de un acuerdo. Por supuesto hay diferencias ideológicas, pero las discusiones las damos desde otro lado.
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