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Presa por una emergencia obstétrica

por Estefanía Santoro
Fotos: Agustina Salinas
25 de noviembre de 2022

"La China" , la mujer migrante presa en el Complejo Penitenciario de Ezeiza hace casi dos años por una emergencia obstétrica, está imputada por el delito de homicidio agravado por el vínculo y podría ser condenada a prisión perpetua. 

A La China (nombre ficticio, su verdadero nombre se reserva para su protección) la justicia patriarcal la acusó de homicidio, descreyó de su palabra y desestimó su vivencia, ni siquiera la escuchó. A La China la justicia patriarcal la criminalizó. Ni bien descubrieron su caso de emergencia obstétrica, La China fue privada de su libertad, violando el derecho de presunción de inocencia y los derechos de sus hijes, al negarle la prisión domiciliaria, que le correspondía por ser madre de un niño menor de edad que además tiene una discapacidad.

Hace dos años está presa acusada de un delito que no cometió, la Justicia la acusa de “matar a su hijo”, cuando en realidad tuvo un parto en avalancha (expulsión sin intervalo de continuidad del feto, coágulos y placenta), que no pudo identificar porque nunca supo que estaba embarazada. Actualmente enfrenta un juicio en su contra en los tribunales de la Ciudad de Buenos Aires. Se la acusa de  “homicidio agravado por el vínculo” y podría ser condenada a prisión perpetua. 

¿Qué pasó el 15 de diciembre de 2020?

La China sufre el síndrome de ovarios poliquísticos y fibromatosis, dos patologías que le generan la expulsión de coágulos, menstruaciones irregulares, hemorragias y mucho dolor. El 15 de diciembre de 2020 tuvo un fuerte dolor de ovarios y creyó que se trataba de una menstruación más de las que solía tener. Por la mañana expulsó lo que ella identificó como coágulos de sangre. Lo que en realidad tuvo fue un parto que no llegó a término y que se denomina parto en avalancha. Ella nunca se dio cuenta que estaba embarazada, sus hijos y su compañero, con quienes convivía, tampoco. 

Indiana Guereño es abogada y directora del Observatorio de la Asociación de Pensamiento Penal, acompaña el caso y cuenta lo que vivió La China ese día de diciembre del 2020: “En plena pandemia, La China quedó embarazada pero por los problemas que sufre siguió menstruando, por ende, ella nunca se dio cuenta que estaba embarazada, tampoco sufrió cambios significativos en el cuerpo, más allá de engordar producto de la pandemia como todo el mundo, porque nos tenemos que situar en ese momento, en plena pandemia y encierro obligatorio. Por ende, tampoco se hizo los controles que habitualmente ella se hacía por la enfermedad que tenía, hasta que un día de diciembre de 2020 se descompuso y empezó a tener una hemorragia muy grande. Se encontraba sola en la casa, fue tan grande y doloroso que llegó como hasta desvanecerse de la sangre que perdió, y por temor a que sus hijos regresaran y vieran todo este cuadro de estar manchada y de encontrarla ensangrentada, se bañó como pudo y juntó todo lo que había arriba del colchón y salió a la calle. Y  en vez de tirarlo en la basura de su propio edificio, por temor a que alguien lo encuentre, caminó unas dos cuadras y 200 metros y lo tiró en un container. Ahí es cuando una persona revolviendo la basura encontró restos, llamó a un gendarme y comenzó la investigación”.

Así empezó la persecución

La China fue identificada por las cámaras de seguridad de la zona. En el momento de su detención no entendía nada, también detuvieron a su pareja, quien posteriormente fue sobreseído. Ya en prisión, el maltrato y la violencia institucional que sufrió fue mayor: “No la dejaban cambiarse, seguía teniendo hemorragias muy fuertes y estuvo con la misma ropa interior durante tres días, sometida a pericias en ese estado sin comprender. Le decían que había estado embarazada, que había matado a su hijo cuando ella ni siquiera sabía todo eso y además estaba siendo privada de la libertad. Por otra parte, ella tiene antecedentes de haber perdido embarazos en las mismas circunstancias producto de su enfermedad. Entonces, no es la primera vez que le pasa esto, en la causa ya se había aportado sus antecedentes y además otro dato objetivo es que la causa de la muerte es una enfermedad de la placenta. Esto se mostró con la autopsia”, explica Guereño. 

La autopsia de los restos encontrados reveló que no había ningún tipo de lesión, no hay ningún indicio que evidencie que ella ejerció violencia hacia lo que expulsó en ese momento. "En este caso la Justicia no reconoce las particularidades de las mujeres y sus procesos biológicos", asegura Lucía de la Vega, del equipo de la agenda transversal feminista del CELS Argentina, que acompaña el caso. Y agrega: "Ella está imputada por una emergencia obstétrica, un evento biológico que nos puede suceder a cualquiera de nosotras. Un informe de la Defensoría General de la Nación reveló que cada 430 embarazos a 5 mujeres le sucede lo mismo que a La China."

La China, injustamente en el banquillo 

Este jueves 24 de noviembre, La China ingresó a la sala del Tribunal Oral en lo Criminal N°30 esposada y escoltada por una oficial. Cabizbaja, un rostro que expresaba la mayor de las tristezas, hasta que miró hacia atrás y esbozó una pequeña sonrisa, cuando vio en la sala al grupo de mujeres que la acompaña en cada audiencia y exigen su absolución. 

Durante la cuarta audiencia del juicio, declararon Edgar José Quiroz, director del Centro de Especialidades Anzoátegui, de Venezuela, donde figura la historia clínica de La China; Hayr Madajian, médico gineco-obstetra que explicó la emergencia obstétrica que sufrió la mujer en 2015, y Jesus Martinez, el hijo menor de La China. 

"Lo que contaron los médicos sirvió al develamiento de la verdad de los hechos. Es decir que uno de los episodios que le ocurrieron en Venezuela en 2015 es un calco de lo que le ocurrió en Argentina cinco años después, y fue un episodio de un embarazo casi a término. Estamos hablando de más de 30 semanas en donde ella no tuvo conciencia de embarazo, lo cual deja en claro la patología de carácter psíquico que sufre y que está acreditada en esta causa”, señaló a Revista Citrica el abogado defensor Gastón Marano. 

Uno de los episodios que le ocurrieron en Venezuela en 2015 es un calco de lo que le ocurrió en Argentina cinco años después.

La China rompió en llanto cuando escuchó la voz de su hijo Jesús. Comenzó a  temblar, mientras él daba detalles del momento de la detención de sus xadres. “El relato de su hijo -que tuvo lugar en la cuarta audiencia- no termina más que confirmar justamente que en esta última ocasión tampoco tenía conocimiento de embarazo, no había nada que lo indique, había enmascarado esos síntomas. Es un testimonio desgarrador, porque muestra la peor cara de la intervención estatal en un episodio obstétrico. La policía pateó la puerta, ingresaron con cámaras y la familia estaba muy confundida. Lamentablemente no pudimos hacer las preguntas como hubiésemos querido. El tribunal innecesariamente nos pidió acotar la forma de interrogar y eso hizo que las preguntas resultaran agresivas para con el testigo, que no es otra cosa que un chico de 19 años que está pasando el peor momento de su vida. Tuve que ceñirme a preguntar las cosas de importancia estricta para la causa. Eso hace que uno no pueda preparar emocionalmente al testigo, con el cual no tuve contacto antes y lamentablemente se quebró. Fue una situación que denota la violencia institucional que vemos en estos casos", asegura el abogado.

Un juicio con perspectiva de género debería haber permitido que La China pueda atravesar el proceso en prisión domiciliaria. En ese sentido, Marano aseguró: "Hace dos años que el Estado argentino tiene presa a una persona injustamente. La tiene entre rejas con un hijo discapacitado en su casa, y estamos hablando de una persona que no tiene ningún medio para profugarse, mucho menos para entorpecer una investigación que apenas comprende". Aún se espera que el tribunal dicte la prisión domiciliaria para que La China pueda reencontrarse con su familia. La defensa exigió que no se dilate más el pedido que debería haberse otorgado desde el inicio de la acusación.