Marcha al Congreso por el aborto legal

por Lorena Tapia Garzón
29 de septiembre de 2018

"El 2019 será el año del aborto legal", aseguró la marea feminista en la marcha del #28S del Congreso a Plaza de Mayo, “Día por el Derecho al Aborto en América Latina y el Caribe”

Cuando todavía el aire está caliente tras el debate del proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo en el Congreso, la marcha del #28S, “Día por el Derecho al Aborto en América Latina y el Caribe”, volvió a poner en el centro de la escena una deuda de la democracia que ya se despenalizó en la sociedad.

“¡Más temprano que tarde, será ley!”, gritó Liliana Daunes desde el escenario (la voz de todas las marchas feministas y por los derechos humanos) en Plaza de Mayo.

La marcha llegó hasta allí con una columna de cinco cuadras que arrancó en el Congreso y pasó por el ex Ministerio de Salud, ahora degradado a Secretaría por el gobierno de Mauricio Macri. El emblemático edificio, ubicado en 9 de Julio y Moreno, que tiene una imagen gigante de Eva Perón, quedó plagado de pañuelos y cintas verdes.

Mientras tanto, el #GritoGlobal por el #AbortoLegal recorría otras 22 ciudades del país y otras 30 en toda la región.

“El 2019 será el año del aborto legal”, había gritado minutos antes una joven desde el camión de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Es que en el año electoral, la Campaña volverá a presentar el proyecto de legalización del aborto. Y saben que, a pesar de la avanzada violenta y fascista de los antiderechos, la discusión ya está saldada en las calles, con cientos de miles de adolescentes que se sumaron a la causa que tiene décadas en el movimiento feminista.

“Nos están matando en todo el mundo. Nuestro cuerpo es nuestro, y tenemos derecho a vivir libres y a decidir sobre ellos”, dice Irene Iglesias, de 24 años. Junto a ella, Irene Lado, de 21, agrega: “La discusión no es aborto sí o aborto no, es si las mujeres vamos a seguir muriendo por abortos clandestinos o si vamos a vivir con aborto legal”. Ambas son de Galicia, España. Llegaron hace dos meses a la Argentina a estudiar y lo primero que hicieron fue comprarse el pañuelo verde en un puesto en la calle. “Estuvimos el 8 de agosto en el Congreso, nos mojamos, pero fuimos felices. Es impresionante la fuerza y el poder que tiene el feminismo en la Argentina”.

En los alrededores, varios vendedores ambulantes ofrecen los pañuelos verdes, pero también los naranjas, que se instalaron como símbolo de la lucha por la separación de la Iglesia del Estado.

Fiorela Almeida, de 21 años, vino a la marcha desde Padua, al Oeste del Gran Buenos Aires. Lleva colgado un bombo y lo agita con fuerza. “El aborto clandestino es una injusticia social. Va a ser ley pronto, lo vemos en los pañuelos verdes que están en todos lados, lo escuchamos en cada conversación. Dejó de ser tabú, va a ser ley”. Fiorela comenzó a militar en una organización feminista este año. En dos semanas viajará a Trelew, Chubut. Será su primera vez en un Encuentro Nacional de Mujeres. De fondo se escucha a Lili Daunes: “Lo que hicimos es inédito y no tiene vuelta atrás”.

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