Manzur, las farmacéuticas y los medicamentos del PAMI

por Diego Lanese
Fotos: Agencia Télam
05 de octubre de 2021

De vínculos aceitados con laboratorios, el flamante jefe de Gabinete puede ser pieza clave en la continuidad del plan de remedios de entrega gratuita a jubiladas y jubilados, promesa de campaña del Gobierno. La cuestionada forma con que bajó la desnutrición infantil a nivel nacional y provincial.

Ferviente católico. Antiabortista. Conservador. Admirador de los Estados Unidos. Patriarcal. Caudillo feudal. Éstas y otras muchas definiciones circularon en estos días para describir a Juan Manzur, el tucumano que irrumpió en el escenario nacional para “salvar” la crisis política que se generó en el gobierno nacional luego de la derrota de las PASO

Más allá de lo precisas o no de las palabras, el flamante jefe de Gabinete no tiene un perfil acorde con un sector del Frente de Todos, que quedó en una posición incómoda con su incorporación. La pintura del funcionario está incompleta sino se aborda un aspecto importante en su función pública: su relación con la industria farmacéutica. Médico de profesión, ex ministro de Salud entre el 2009 y 2014, estrechó lazos con los laboratorios del país, que tienen en la mira la renovación del millonario contrato con el PAMI, que vence a fin de año, para lo cual esperan contar con un aliado en el flamante integrante del gabinete nacional. 


Un contrato millonario que vence

La llegada de Manzur apunta, dicen los analistas, a darle mayor “volumen político” y territorialidad a un gobierno jaqueado por la derrota electoral. La resistencia al tucumano apuntó a su relación con sectores muy conservadores de la iglesia y su postura abiertamente antiabortista. Junto con eso, Manzur llega fortalecido por la industria farmacéutica, con quien tiene fuertes vínculos desde tiempos en que fue secretario de Salud de La Matanza, y que se consolidaron durante su gestión como ministro de Salud durante las presidencias de Cristina Fernández de Kirchner. 

En aquellos años consolidó su relación con tres grandes jugadores de los laboratorios de bandera nacional: Roemmers, Bagó y Elea, la firma local del ahora reconocido empresario Hugo Sigman. Con ellos cultivó la confianza a cambio de que fueran financiadores de los principales programas sanitarios en su paso por la cartera sanitaria. 

Para entender la importancia de estas farmacéuticas hay que remitirse a la oferta de medicamentos, que en nuestro país la componen 354 laboratorios y 229 plantas industriales, como explica en un reciente informe el IDEP-Salud de ATE, los cuales “producen más de 690 millones de unidades al año”. 

En sus años como ministro de Salud, Manzur consolidó su relación con Roemmers, Bagó y Elea, la firma local del ahora reconocido Hugo Sigman

“En Argentina, se comercializan más de 5 mil marcas y 30 mil presentaciones diferentes. Para dar cuenta del grado de concentración existente en el mercado farmacéutico nacional, basta con saber que sólo 10 laboratorios venden el 50 por ciento del total de unidades disponibles anualmente, y que el 82,06 por ciento de las unidades corresponden a 380 principios activos”, explica el trabajo. Estas tres firmas aparecen en ese lote de grandes productores en el mercado, en especial en el contrato con el PAMI. 

La obra social de los jubilados es el principal contrato de medicamentos del país, y es el motor de la industria farmacéutica local. En campaña, Alberto Fernández prometió la entrega gratuita de tratamientos a los afiliados, que durante el macrismo fueron limitados. Para eso, acordó con los productores un esquema de entrega de tratamientos, que crea los llamados “Precios PAMI”, un valor diferencial del PVP (precio de venta al público) de los medicamentos. Por efecto de la inflación y la falta de actualización de los valores, la brecha entre el PVP y el “precio PAMI” creció en los últimos meses, y luego de estar en un pico del 30 por ciento, hoy está en un promedio del 20-25 por ciento. “Es una versión del dólar blue, pero con los tratamientos”, afirman en el sector. 

El contrato entre el PAMI y la industria farmacéutica que creó este esquema vence el 31 de diciembre, y deberá ser negociado inmediatamente después de las elecciones. Allí, afirman las fuentes del sector, empieza a tallar Manzur. Los laboratorios quieren terminar con el precio diferenciado, y para eso tienen a alguien cercano en la cumbre del gabinete nacional. 

El contrato entre el PAMI y la industria farmacéutica que creó precios diferenciales vence el 31 de diciembre. Allí empieza a tallar Manzur

La pelea, afirman cerca de los productores, es con La Cámpora, que a través de la directora del PAMI, Luana Volnovich, propició el plan de medicamentos gratuitos y difunde constantemente sus beneficios. De lograrlo, ese porcentaje del precio se trasladará a las cuentas públicas –si el PAMI lo absorbe –o a los bolsillos de los jubilados. En estos años, la industria “dejó de ganar ese porcentaje”, pero nunca perdió. Así lo muestra el último informe del INDEC, que determinó que en el segundo trimestre del 2021 la industria farmacéutica tuvo un incremento interanual del 75,8 por ciento, con un pico del 76,9 por ciento de los laboratorios nacionales al mercado interno. 

Gestión y manipulación sanitaria 

En su fase sanitaria, Manzur cuenta en su haber con dos grandes hitos. Uno en Tucumán, cuestionado por algunos especialistas, que consideran que su record de baja de la mortalidad infantil en su período como ministro provincial es “ficticia”, y se explica a partir de una trampa estadística. Además, como funcionario nacional debió afrontar, como ahora, una post pandemia: la de la gripe H1N1, que terminó eyectando de su cargo a Graciela Ocaña en 2009. Ese año, además, el país afrontó la segunda peor epidemia de dengue de su historia –solo superada con la sufrió en 2019, justo antes de la llegada del coronavirus– y fue Manzur y su equipo el que logró controlarla. 

En cuanto al “milagro tucumano”, como se llamó a la baja de la mortalidad infantil, los números marcan que su máximo logro fue haber bajado los índices de la provincia del 25 por mil al 12,9 por mil, entre 2003 y 2007. Para eso, contó con el apoyo del entonces ministro de Salud nacional Ginés González García, otro funcionario con importantes lazos con la industria del medicamento. 

La federación médica denunció en su momento la manipulación de los números de desnutrición infantil en Tucumán

Los datos de la baja fueron desmentidos en su momento por varios sectores, incluyendo la Federación Sindical de Profesionales de la Salud de la República Argentina (FESPROSA). Ya en el 2013, en el boletín 31 del año 2013, expresaba que ese año “oficialmente se reconoce en la Provincia que sólo 3.690 niños tienen ‘bajo peso’, aunque el esfuerzo de los médicos locales por investigar la verdadera situación revela que en Tucumán los menores desnutridos superan los 22 mil”.

La federación médica, que representa a gremios de base de todo el país, denunció en su momento la manipulación de los números sanitarios en Tucumán. “El diagnóstico de desnutrición en todos sus grados ha sido literalmente prohibido por resolución del Ministerio de Salud de la Nación, y reemplazado por la de bajo peso. El cambio de nomenclatura esconde un trasfondo que roza lo macabro: la resolución fue aplicada en Tucumán en septiembre de 2010 por medio de una circular del Sistema Provincial de Salud (SIPROSA). Estableció una nueva forma de medir los problemas nutricionales que hizo bajar milagrosamente las cifras”, afirmó en su momento la FESPROSA.

Con estos antecedentes, que en los repasos de la figura de Manzur fueron poco abordados, el ahora jefe de ministros tucumano llega a la primera plana nacional. Sabe que es un momento crítico desde lo político y lo sanitario que deberá manejar en medio de las presiones de sus viejos aliados y sus propios planes de gestión

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