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Monsanto: ¿Responsable de la inflación?

El combate contra los monopolios para recuperar la soberanía alimenticia. ¿Quiénes establecen el precio de los alimentos en la Argentina? ¿Por qué el silencio de los grandes medios nacionales?

Nuestro país posee una estructura económica predominantemente agro-exportadora, nuestros principales bienes de exportación son, a la vez, bienes de consumo interno (alimentos). El procesamiento de estas materias primas para la elaboración de alimentos y su distribución, están concentrados en pocas empresas, con el aditamento de que la gran mayoría son de capitales extranjeros.

 Es decir la economía Argentina se encuentra monopolizada y extranjerizada. Veamos algunos ejemplos de concentración:

-Producción de leche: 7 empresas concentran el 80% del mercado. Mastellone (Danone-La Serenísima) y SanCor son las principales, seguidas de Milkaut.

-Producción de aceite: en aceite de girasol, 6 empresas concentran el 90% de las ventas. Se destacan Molinos Río de La Plata y AGD.

-Producción de azúcar: 1 empresa concentra el 75%: Ledesma. Seguida de Tacabal, Atanor y Balcanes.

-Producción de pan: 2 empresas el 95%: Fargo-Bimbo y La Veneciana.

-Exportación de soja: del total del volumen exportado en toneladas de grano de soja, el 20% corresponde a Cargill, el 13% al grupo Noble Grain, el 12% a ADM, el 11% a Bunge, el 11% a Dreyfus, el 10% a Yoepfer y el 10% a Nidera, el restante 13% se distribuye entre el resto de los exportadores.

-Insumos para la producción de soja y maíz, dependen fundamentalmente de la provisión de semillas y agroquímicos, el 90% del negocio está concentrado en la multinacional Monsanto.

Observemos las nacionalidades de 3 de las firmas mencionadas:
DANONE: poseedora de La Serenísima, con sede central en Francia
BIMBO: propietaria de Fargo, con casa central en México.
MONSANTO: cuya casa principal está en Missuri-Estados Unidos.

La falta de competidores determina que sólo un puñado de grandes empresas, ejerciendo el monopolio u oligopolio en determinados eslabones de la cadena de producción, elaboración y comercialización; puedan establecer los precios de los alimentos generando inflación. Monsanto es una de ellas. Participa de forma directa en los llamados “Consorcios financierosinternacionales” que intervienen en la producción agropecuaria para realizar el negocio especulativo a nivel mundial utilizando los alimentos como bien de cambio o dinero (el negocio de los comoditties); pero también está presente en la “Venta de insumos”, semillas agrícolas y vegetales transgénicas y todo lo vinculado a la biotecnología y protección de cultivos.

Con empresas subsidiarias se ubica cómodamente dentro del grupo de los “Exportadores de granos”, que controlan el 80% de lo que se produce y exporta en nuestro país; posee acciones en compañías que son propietarias de grandes extensiones de tierra en América Latina; y está vinculada, por medio de accionistas, a las grandes cadenas de supermercados como es el caso de Walmart.

Es decir que Monsanto a través de una posición dominante en la elaboración de bienes alimenticios, tiene la facultad para establecer los precios de los alimentos de la canasta básica. Frente a un incremento de los salarios, este monopolio (y otros similares) ve la posibilidad de enriquecerse apropiándose de la riqueza de los argentinos vía aumento de precios, sin invertir un peso para doblar su producción (la ganancia del año 2013 proveniente de sus ventas sólo en América Latina, superaron los 31.000 millones de dólares. En el 2014 esperan una mejora).

Difícilmente a partir de la acción individual (como dejar de consumir por un tiempo determinado producto, cultivar nuestros propios alimentos, etc.) podamos vencer el permanente ataque de las empresas multinacionales que tienen sede y apoyatura de los centros de poder mundial. La verdadera solución se encuentra en la acción en conjunto, en el ejercicio de la actividad política y el la labor de los Estados que poseen los recursos económicos y el poder de coacción y coerción para revertir esta situación.

El aumento sistemático de precios afecta el bolsillo y el humor de los 33 millones de argentinos que destinan el 70% de su sueldo en la compra de alimentos. No alcanzan los sucesivos “acuerdos de precios” para frenar la inflación y la consecuente transferencia de riqueza nacional de los sectores trabajadores a manos de las transnacionales.

Es necesario exigirle al Congreso de la Nación una ley que Desmonopolice la producción de alimentos, tomando como guía y ejemplo a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que está generando la desconcentración de los medios de comunicación y la reapropiación del debate público. Que se discuta abiertamente en todas las provincias argentinas el carácter de esta nueva ley que termine con la inflación que azota a nuestro pueblo y nos permita recuperar definitivamente la soberanía alimenticia .

Fuente: Revista Universitaria
Por Mariana Abrego