"Siempre me gustó ser libre"

por Revista Cítrica
09 de agosto de 2016

En la segunda parte de la entrevista exclusiva con Cítrica, Hebe se emociona por la reacción del pueblo ante el pedido de detención. Y habla de las enseñanzas que le dejaron sus hijos, la infancia y el asma que, como el capitalismo, molesta pero no la supera.

Buscábamos testimonios de algunas Madres de Plaza de Mayo para una nota sobre las dos mil marchas que se cumplen este jueves. Por eso marcamos el número de la Asociación. Esperábamos, como se espera siempre, hablar con alguien de prensa que nos diera una mano.

Hola, llamamos de Revista Cítrica. Estamos preparando una nota por las dos mil marchas y queríamos hablar con alguna Madre.

–Estás hablando con Hebe –se escuchó del otro lado.

¿Hebe?

–Sí, decime. ¿Qué me querés preguntar?

Eh...Mire Hebe, nuestra redacción está en el Bauen, a unas cuadras de Madres. ¿Podemos ir a hacérselas personalmente?

–Sí, vengan ahora. Los espero.

Salimos corriendo, sin poder creer nuestra suerte, eludiendo peatones por Callao mientras pensábamos preguntas. Llegamos a la sede de Madres un poco agitados, y enseguida nos hicieron pasar a una oficina. "Hebe ya viene", nos dijo Sofía, su secretaria. No nos alcanzaban los ojos para ver todas las fotos –con Evo, Chavez, Fidel, Mujica, Néstor y Cristina–, esculturas, adornos, banderas, gorras y decenas de presentes de todo el mundo. 

Hebe entró con una sonrisa. La saludamos, nos presentamos, le dimos algunas revistas y los teléfonos empezaron a grabar. Bah, uno no.

–Hagamos la nota. Lo único que no sea mucho rato porque estoy con mucha fatiga. Porque yo soy asmática, y como estos días le di a la máquina tanto...– decía Hebe hasta que, de pronto, se puso muy seria y señaló a uno de nuestros compañeros que luchaba porque el grabador del celular no le funcionaba.

–Si él sigue mirando eso…

No, no, estoy poniendo el grabador.

–Ah, el grabador sí, pero si estás jugando con el aparatejo ese, me levanto y me voy –avisó.

Hebe es Hebe todo el tiempo. Y así, con una sinceridad brutal, sin diplomacias, si algo no le gusta te lo hace saber al instante. Te mira fijo con esos ojos celestes y te lo dice. Te conozca o no te conozca. Seas juez, gobernante o periodista. Como nos recibió, de improviso, para hablar durante más de una hora, también podría habernos despachado en dos segundos. Ella misma cuenta que muchas veces es así.

 –Acá vienen muchos boludos. Y yo les digo: "Pregunta boluda, respuesta boluda". Salí y cuando pensés lo que vas preguntar, volvé. Y lo sacó afuera, al bar, y después cuando piense que vuelva. ¿No vieron el otro día el de C5N lo que me preguntaba? ¿Hebe, cómo estás? ¿Estás bien? ¿Estás bien? Ya cuando me harté le dije: "Mirá, tengo 12,8 de presión, me salieron bien los análisis de orina, tengo muy bien la glucosa, 126". Y lo sacó Crónica. Me contaba la gente, que se cagaban de risa. Alerta: Hebe tiene 12,8 de presión. Y después cuando nos íbamos, que habíamos estado un montón de horas en la plaza, me dice: ¿ahora te vas? ¿Por qué te vas? ¿Qué es lo primero qué vas a hacer? "Lo primero de todo, pis". Yo le dije la verdad. No puede ser que sean tan tarados para preguntar.

No te vamos a preguntar porque te vemos bien. No parece que hayas pasado la semana que pasaste.
Sí, soy asmática y me agarró mucha fatiga. Fue mucho desgaste, fui y vine de Mar del Plata, con todo lo que significó parar en la ruta. Mucha gente, mucha gente. Eso me emocionaba, me conmocionaba. Yo decía “cómo para una mujer que no es nada, no es nadie, el pueblo sale a la ruta”. Yo nunca vi una cosa igual. Pienso que el pueblo hizo esto, porque si el pueblo no hubiera salido no pasaba nada. 

¿Qué, no esperabas que la gente saliera a bancarte?
Que hayan venido acá, no me sorprendió. Porque sé que la gente me quiere mucho, que los compañeros me quieren mucho. Así que cuando vinieron los chicos acá a la puerta no me llamó la atención. Lo que sí me preocupó mucho fue ver los civiles armados. Porque yo dije: este viene por un muerto. Eso me preocupó muchísimo.

¿Creés que se está buscando eso?
Está probando a ver si lo pueden hacer con Cristina. Ahora se dio cuenta que no. Lo hizo conmigo que no soy nadie y pasó eso. Si lo hace con Cristina, le ponemos el país de sombrero. 

¿Realmente crees que no sos nadie?
Soy una mujer de pueblo, común. Y la gente me traía cosas, regalitos, piedritas.

¿Qué gesto de estos días fue el que más te impactó?
Los nenes que me hacen cartas, o una nena de cuatro años que me dijo: "porque no volvés, a mí me gusta escucharte". ¡Cuatro años! No puedo creer  que a una nena de cuatro años le guste escucharme. Fue en la calle, yo hablaba con la gente, me asomaba por la puerta de la camioneta. Y había una nenita que no decía nada y me dio una cartita. Y después me pidió sacarse una foto. Le digo, "¿ya te vas?". "No, me gusta escucharte". La madre todos los sábados ve el programa, y ella se levanta para verlo también. Los chicos son tremendos. Y la gente muy cariñosa, los chicos me acompañaron todos hasta mi casa. "¿Vos vas sola, vivís sola?", me preguntaban. Sí. Y con las puertas abiertas. Yo nunca cierro una puerta con llave. Jamás. Lucho por un país en donde nadie tenga que cerrar la puerta con llave. Ni que pongan cámaras ni todas esas cosas que pone la gente para ver quién está en la puerta, quién toca el timbre, que si suena la alarma o que la reja esto y lo otro. La gente vive emputecida. Locos, locos están. Y gente que no hace un pedo en la vida. ¿Quién va entrar en tu casa?. Los ladrones solamente...

¿Nunca tuviste miedo, Hebe?
No.

Eso no es normal.
Sí, para una madre que defiende a sus hijos es normal. Yo pienso que una madre para sus hijos tiene que dar la vida. Si uno le da la vida al hijo cuando nace, cómo no se la vas a seguir dando después. Depende cuánto conocés a tus hijos, también. La diferencia de las madres está ahí. Quiénes laburamos con los hijos, quiénes los acompañamos a hacer cosas riesgosas y quiénes se enteraron que el hijo hacía algo cuando se lo llevaron. 
En tu casa siempre estabas muy consciente de lo que hacían tus hijos.
Sí, por eso siempre cuando hablo con los pibes les digo que ellos preparen a sus padres para que les den lugar en la casa para que reciban a sus compañeros, para que la casa sea verdaderamente de todos. Mis hijos siempre me prepararon para eso. De chiquitos. Yo me levantaba de la mesa, acostumbrada a hacer un poco más de comida, con huevo  y tomate cuando venían sus amigos. Mi hijo mayor un día me dijo: "Yo quiero traer a mis compañeros con tranquilidad, porque siempre vos me enseñaste que la casa es de todos. Pero yo no quiero que hagas más comida. Nosotros nos vamos a arreglar con lo que hay. Y con esa conciencia vienen mis compañeros". Así pasó siempre. En mi casa hoy también está llena de gente siempre. A veces tengo que cortar porque estoy cansada. También, vienen y hay lo que hay. Yo no voy a ir a la panadería a comprar facturas ni nada de eso. Me acostumbré con ellos a ser así. Y después muchas cosas. Los acompañé un montón. A guardar pibes, a llevarle la comida a los pibes guardados. Avisar a la familia que estaban bien. Muchas cosas. Salir del país con una piba de ocho meses con documentos falsos ella y yo. Y la madre en el mismo micro, pero atrás, en el fondo. Por si le pasaba algo a la madre por lo menos salvábamos a la nena.

¿Las volviste a ver?
No, nunca más la ví. No sé ni cómo se llaman, porque salimos con documentos falsos. Pero no importa, yo sé que la salvé, que la saqué del país. Ni mi marido se enteró nunca. Porque yo le dije que me iba a Gualeguaychú a la casa de otra Madre.

¿De dónde te viene esa personalidad Hebe? ¿Es de familia?
No sé, mi mamá fue muy miedosa. Y mi papá siempre fue muy combativo pero para cosas del barrio. Pero era muy radical, mi papá. El terreno donde nosotros vivíamos, la casilla que teníamos, nos la dio Eva Perón. Mi papá como era tan radical me lo dijo cuando yo tenía 21 años. Eva Perón los llamó a las dos de la mañana un día a todos los del barrio y les dio los terrenos. Eran terrenos nacionales, porque estaban en el Puerto, y él siempre me decía "me los dieron los del Puerto, me lo dio la Nación". Con mi hermano, que era peronista, se peleaban... Madre mía, todos los mediodías.

¿Hablás con tus hijos?
Siempre, todas las noches. Yo creo que siempre me acompañan ellos para que las cosas me salgan bien. Y también la cuestión de tomar decisiones. Siempre me gustó ser muy libre porque mi mamá era muy miedosa. Tenía miedo a todo. A mí que era asmática, me cuidaba, me daba ochenta inyecciones, cataplasma, de todo. Era como una cruz para mí. Y dije: "yo así con mis hijos no puedo ser. Tiene que ser al revés". Porque yo me sentía muy mal con eso. Yo pensaba, "claro, mi mamá se crió en un asilo, con un padre golpeador y alcohólico..". Mi abuela muy valiente se fue a la calle con seis hijos, lo dejó al marido, los puso a los hijos en un asilo. Yo decía "no puedo ser como mi mamá". Porque sentía que ella no tenía libertad para nada. Se murió mi papá y mi mamá nunca había pagado un impuesto, no había cobrado la jubilación, nada. Pero también sé que de ella y de mi papá aprendí a trabajar. Desde muy chica a hacer de todo, a juntar a acelga, el hinojo para los conejos. A cuidar a un pibe que era discapacitado, hijo de unos tamberos, que nos pagaban con siete litros de leche y teníamos que batir para hacer queso y crema. Había que aprovechar hasta la última gota de leche. Y yo aprendí desde muy chica a aprovechar todo, a saber que todo sirve, que todo se come. Por eso le hice comer a (Anibal) Fernández bocadillos de ortiga. No quería comer, y eso que es delicioso. Todo se consume. Mirá la verdolaga, siempre fue un yuyo que lo comimos los pobres, y ahora es chetísimo. Hay un restorán que dice “tenemos verdolaga”, y nosotros lo teníamos en el campo... Y bueno, todo eso uno va aprendiendo en la vida. Me gustaba mucho ir a la escuela también. Siempre fui creativa, me gustaba crear, inventar.

¿Y con qué cosas te desconectás?
Me gusta mucho cocinar y tengo muchas plantas con flores. Y me gusta escuchar música y dormir. Los domingos como con mi hija pero después de ver las carreras de autos. Me encanta la velocidad, soy fanática de las carreras de autos y motos. El piloto que me gusta es Ortelli, corra en lo que corra. He ido a sus carreras, no di vueltas solo porque no entraba en el auto. 

¿Te jode mucho el asma?
Yo la jodo a ella. Si tuviera 20 años menos…lo qué estaría haciendo. Soy muy vieja yo, voy a  cumplir 88. A los 90 los viejos estaba para tirar. Tuve muchas enfermedades. Esta operación terrible de la pata todo el mundo creía que no iba a caminar más. Me encerré tres meses en una clínica, hice gimnasia como una bestia, fierros, de todo, para caminar sin bastón, sin trípode. Me decían que hiciera 30 ejercicios y hacía 100. 
Íba más de media hora de charla, cuando Hebe interrumpió y dijo: "Ustedes al final no me preguntaron nada de lo que me iban a preguntar. Son unos mentirosos bárbaros". Nos reímos y ahí sí empezaron las preguntas por las 2.000 marchas y la historia de las Madres (tercera parte de esta entrevista) y también sobre la actualidad del país (primera parte), con definiciones muy duras: Macri, Cristina, los traidores, Estados Unidos y la derrota cultural ante el capitalismo, en dos fragmentos más para que pintan por entero a Hebe, la Madre de todas las batallas. 

LA NOTA SIGUE

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Dos mil marchas

 

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