A gusto y gusto en la Casa Nacional del Bicentenario

por Revista Cítrica
28 de mayo de 2015

El edificio porteño fue epicentro de una inusual performance multisensorial. Enterate.

El patio interno de la Casa Nacional del Bicentenario fue anoche el
escenario de una performance multisensorial estructurada en torno al gusto
y el olfato, donde se pudo experimentar una combinatoria de elementos que
incluyó visuales, sonido, aromas y degustación de diversos alimentos.
Con el patio desbordado de gente a la que se le entregaba un recipiente con
distintas muestras de alimentos y bebidas, la performance, "MoS", consistió
en un escenario con músicos que ejecutaban piezas contemporáneas mientras
que, encima de ellos, se proyectaban una serie de imágenes del artista
visual Rob Verf. 


Además, en medio de la proyección, donde se podían apreciar secuencias
climáticas trabajadas en torno a las texturas, se colocaron una serie de
ventiladores alrededor del patio donde algunos perfumistas rociaban a los
espectadores con diversas fragancias, quienes a su vez degustaban los
alimentos de cocina molecular. 


Desarrollada por un grupo de investigación científica en la Universidad
Nacional de Quilmes, la Universidad de Buenos Aires y la Universidad
Nacional de Tres de Febrero, la performance aborda las asociaciones
espontáneas entre la música y los sentidos "químicos": el sabor y el
olfato. 


A partir de investigaciones que tratan de dilucidar si existe un sonido de
lo salado, lo dulce o lo ácido, la performance se propuso, a través de una
combinación de experiencias sensoriales, investigar el modo sinestésico en
que el olfato, el sabor y el oído influyen en la apreciación estética y
gustativa. 


La idea se inspira en una fenomenología de la gustación y de la olfacción
que considera a estos sentidos como factores de un "sensus communis" que
fusiona las comunidades a partir de compartir aquello que es lo más
privado: las cavidades internas, en el juicio del gusto (en un sentido
amplio), y en el perfume que envuelve al mismo tiempo a todos en una
atmósfera común, de forma más primordial que cualquier intercambio
lingüístico.  


En ese sentido, la imagen de una bocha de helado friéndose en aceite, con
el volumen al máximo, y una serie de aromas mezclandose en el aire que
oscilan entre lo dulce y lo salado, provocaron la impresión en el público
de que el alimento se estaba cocinando en vivo. 


Otro momento destacable de la performance fue la experimentación sobre el
"olor blanco", formado por varios compuestos olfativos, nombrado así porque
está sintonía con el "ruido blanco", mezcla de diferentes frecuencias de
sonido, y la "luz blanca", combinación de distintas longitudes de onda.  
Entre los artistas sonoros, visuales, culinarios y perfumistas que
participaron de la performance figuran Diego Alberti (videoarte), Massao
Alves (aromas), Gabriela Areal Vélez (cello), Javier Areal Vélez (guitarra
eléctrica), María Ceña (coreografía, danza, aromas), María Eugenia Amarilla
(violín), Alex Elgier (clarinete) y Julien Hogert (video). 


Así como Mariana Koppmann, Marcelo Kulish y Mónica Susana Maritano (cocina
molecular), Gonzalo Pérez Terranova (percusión), Valeria Martinelli (voz),
Bruno Mesz (clarinete, idea y dirección), Valentín Pelisch (artista sonoro
y videoarte), Rob Verf (videoarte y performance visual) y Luciano Vitale
(flauta). 

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