La marcha invisible: justicia, infancias y el control mediático en Neuquén
Alrededor de 200 personas marcharon en una tarde fría por los derechos de la infancia y contra la impunidad de Claude Staicos tras el proceso judicial de custodia del menor M. Sin cobertura mediática, la protesta deja al descubierto cómo el control de los medios amenaza la democracia en Neuquén.
La tarde en Neuquén estaba fría, con ese viento que corta la cara. Los medios publicaban la alerta meteorológica por fuertes vientos, que suele vaciar las calles. Sin embargo, alrededor de 200 personas decidieron marchar igual. Lo hicieron en defensa de los derechos de las infancias y acompañando a la familia del menor M, en un contexto donde la palabra “impunidad” pesaba tanto como el aire helado.
En el inicio de la movilización, la bandera lo decía sin rodeos:
“RESTITUYAN AL NIÑO M. YA. ABAJO LA IMPUNIDAD DE STAICOS”.
Esa consigna, escrita a mano y sostenida con firmeza, abrió el camino de la columna que avanzó lentamente por las calles céntricas. La encabezó Alexandra Sabio, mamá del niño M, acompañada por actores políticos, organizaciones sociales y Lila Aguerre, mamá de Luciana Muñoz Aguerre, que sostenía otra bandera que decía: “EN DEFENSA DE LOS DERECHOS DE LAS NIÑECES”.
Junto a ellas marchó el gremio docente ATEN, que no solo acompañó sino que recordó públicamente que fueron quienes impulsaron la denuncia en el jury por el accionar irregular de la justicia. ATEN había cuestionado la entrada de policías armados en el Jardín 65, una escena que quedó grabada en la memoria de la comunidad y que simboliza cómo el Estado, lejos de proteger, profundiza el miedo.
El reclamo no quedó limitado a la provincia. A nivel nacional, ATE, a través de su Secretaría de Género y Diversidad, y la organización Ni Una Menos emitieron pronunciamientos públicos respaldando la movilización y exigiendo acciones concretas de la justicia. Sus declaraciones reflejan la preocupación y el acompañamiento de organizaciones que luchan por los derechos de las infancias en todo el país, poniendo el foco en la impunidad y la vulneración de derechos que enfrenta el menor M, así como en la violencia vicaria ejercida por Staicos.
El recorrido pasó por la sede de la Fiscalía de Neuquén, un lugar elegido para que quedara claro que el reclamo no es abstracto: se exige acción, se pide que el Estado esté a la altura de lo que las infancias necesitan.
Al final de la marcha, Alexandra Sabio expresó:
—“Lloro todos los días en mi casa, lloro todas las noches, y me duermo llorando y me despierto llorando en las mañanas, y miro a la camita de al lado y no está M. M. no solamente falta en su camita, falta en su barrio, en Unión de Mayo, en el oeste de Neuquén, falta en el Jardín 65, y la justicia de Neuquén no está haciendo absolutamente nada. Incluso me niegan la posibilidad de saber dónde está. Hace 14 días que no sé en qué dirección lo tienen. No lo están llevando a su jardín, pero tampoco figura inscripto en ningún otro jardín de Neuquén. No lo están llevando a sus controles médicos, y hasta ayer me volvió a decir su médico que su papá no se acercó a buscar las recetas para darle sus medicamentos. Es una tortura lo que estoy viviendo, lo que toda mi familia está viviendo, pero no podría estar acá de pie si no fuera por todos y cada uno de ustedes. Esta mañana me desperté muy triste, no me levanté hasta el mediodía de la cama y ya estoy cansada, ya son 14 días, 14 días.”
La multitud escuchó en silencio y respondió con aplausos y gritos de aliento. La sensación era clara: no se trataba de una marcha más, sino de un grito colectivo frente a un sistema que parece mirar para otro lado.
La marcha también fue un reclamo por la violencia institucional que sufrió M. No hay que olvidar que durante el procedimiento judicial ingresaron policías armados al Jardín 65, un hecho que dejó marca en la comunidad y vulneró directamente los derechos del menor. Mientras tanto, en las redes sociales siguen activas páginas como 'laverdaddem…', que criminalizan a la familia Sabio y difunden día a día el proceso judicial vivido, con fotos del menor. Otras páginas de organizaciones que apoyan la falsa denuncia incluso pagan publicidad sobre el caso. ¿Dónde está la Defensoría de Menores? ¿Quién controla que no se vulneren los derechos del niño? Esta movilización también visibilizó la exigencia de que se respeten los derechos de M, mientras otros jardines de la provincia se mostraban en redes apoyando la causa, sin presencia de armas ni policías dentro de sus instituciones.
Staicos y el silencio mediático
Lo que más llamó la atención no fue el viento, ni siquiera la valentía de salir a la calle en un clima hostil. Lo verdaderamente llamativo fue la ausencia total de medios de comunicación. Ningún micrófono, ninguna cámara, ningún cronista registrando lo que estaba sucediendo.
El silencio mediático fue tan notorio que los testigos fueron cámaras de celulares que grabaron y sacaron fotos de la manifestación. No es un dato menor: Staicos, periodista y “colega”, sus inicios siendo aliado del ex gobernador Jorge Omar Sobisch, el que dio la orden de reprimir corte de ruta de la cual asesinaron al maestro Carlos Fuentealba, controla alrededor del 70% de los medios de comunicación en la provincial, siendo el Secretario de Comunicacion de la Provincia y encargado de prensa de Rolo Figueroa. Y cuando quien concentra semejante poder es también quien está cuestionado por las banderas y consignas de una marcha, lo que se impone es la invisibilización.
Ese blindaje informativo deja a la ciudadanía en una situación de indefensión. ¿Cómo acceder a la verdad si la mayoría de los canales de información responden a los intereses de un mismo grupo? ¿Qué pasa con la democracia cuando los hechos incómodos se tapan con el silencio?
La democracia no se sostiene solo con urnas cada cuatro años. Se construye día a día con instituciones fuertes, con justicia independiente y, sobre todo, con libertad de prensa. Cuando la información circula de manera parcial, cuando se decide qué mostrar y qué ocultar en función de intereses empresariales o políticos, lo que peligra no es solo el derecho a estar informados: peligra la democracia misma.
Neuquén, tierra de lucha y de memoria, está hoy atravesada por esa tensión. Una sociedad que sale a la calle para exigir justicia por sus niños se encuentra con que no hay registro público de su grito. Como si no hubiera pasado nada. Como si el viento se llevara todo.
Pero lo que ocurrió en esa tarde fría no se borra tan fácilmente. Hubo más de 200 personas que eligieron no callar. Hubo una bandera que nombró lo innombrable. Hubo una comunidad que, pese al silencio de los medios, sabe que la verdad circula en las calles, en las redes sociales, en la voz de quienes no están dispuestos a aceptar que la impunidad se normalice.
La pregunta que queda flotando es inevitable: ¿hasta cuándo los medios de Neuquén van a permanecer callados? ¿Hasta cuándo van a elegir el lado del poder en lugar del lado de la gente?
Sin libertad de prensa no hay posibilidad de democracia real. Lo que se vivió en la marcha por el menor M no es solo un episodio local: es un espejo que refleja el riesgo que se corre cuando la concentración mediática y el poder político se funden en una misma figura.
El viento de Neuquén seguirá soplando fuerte, pero lo que no puede seguir soplando es el silencio. Porque una democracia sin voces, sin prensa libre y sin verdad, no es democracia.