"Preguntó por mí, en qué horario me encontraba y dónde me podía ubicar"
por Saverio Lanza21 de agosto de 2017
Lo denunció Lucas Espinosa. Puso un cartel exigiendo la aparición con vida de Santiago Maldonado donde trabaja, en una sucursal de La Anónima en Rawson. El hombre que preguntó por él estaba de civil y dijo ser gendarme.
Lucas Espinosa vive en Rawson. Tiene 32 años, es padre, fue estudiante de Magisterio. Nació en Trelew, a unos 20 kilómetros de donde vive. Trabaja como cajero de supermercado en la sucursal 13 de la empresa de supermercados La Anónima, en Rawson, cadena que -cabe aclararlo- pertenece a la familia del Jefe de Gabinete de Ministros de la Nación, Marcos Peña Braun. Una familia -los Menéndez Braun- que carga en su haber con una extensa e intensa participación en el genocidio de pueblos originarios (Onas, Selk´nam, Yámanas, Qawasqar y Alakalufesque) que habitaban esas tierras, exterminio conocido con el eufemismo de "Conquista del Desierto", encabezada por Julio Argentino Roca entre 1878 y 1885.
Ahí trabaja Lucas. Cuando supo de la desaparición de Santiago Maldonado, su espíritu militante y solidario lo motivó a colocar un cartelito en su caja registradora, solidarizándose con una causa que se volvió de índole nacional. "Yo trabajo como cajero de supermercado. En mi caja en particular, pongo todos los días un cartel que exige que Gendarmería devuelva a Santiago Maldonado con vida". Y desde el 1 de agosto hasta ayer, ese acto de solidaridad, transcurrió con cierta normalidad, y en los cauces normales que corresponden a una sociedad democrática, en una República.
Sin embargo, este domingo, las cosas cambiaron, y tuvo que denunciarlo a través de las redes sociales. "Se me acercó un guardia de seguridad y me dijo que durante los días en que yo no estuve en el trabajo, se apersonó un hombre, con otros más que se quedaron afuera. Preguntó por mí, en qué horario me encontraba y dónde me podía ubicar. El muchacho de seguridad de la empresa fue un poco despistado, no le pidió los datos, y simplemente le dijo que no me conocía y que no le podía dar más información. Me contó además que este hombre miraba para todos lados, fue vestido de civil, no se presentó nunca con ninguna credencial, pero dijo que era gendarme. Yo lo hice público por seguridad, por temor a que algo me pase", contó Lucas a Revista Cítrica. Pareciera ser que el denominar común de estos tiempos es vivir bajo el signo de los amedrentamientos.
"En el supermercado compran obreros, docentes, policías, políticos y gendarmes, de todo", comentó Lucas. Detalló también que "a muchos gendarmes no les gustó mi cartel. He discutido con varios de ellos. Inclusive me han 'invitado' a ir a la calle, o me dicen que 'me esperan afuera'. Por suerte fueron sólo discusiones del momento, y no pasaron a mayores. Pero esto que pasó el domingo no fue lo mismo".
-¿Y te los cruzaste en la calle a los gendarmes que te amenazan?
-Sí, lógico, es un pueblo re chico, me los cruzo todo el tiempo.
-¿Y en la caja, en general, qué ocurre?
-Cuando se altera alguien por esta cuestión del cartel no hay tonos altos de voz. Yo trato de controlar las situaciones y no discuto con la gente. Trato de hacerlos pensar en la situación, en lo que son los medios de comunicación, en los intereses que tiene cada medio, y que no todo es como lo pinta la tele, la radio o los diarios.
-¿Algunos lo entienden?
-Sí. Una vez un gendarme me dio la razón. En un primer momento defendía a su fuerza y después de una charlita pequeña de un minuto, en la que le pude dar algunos datos, se dio cuenta que no servía defender a la fuerza a la que él pertenecía.
-¿Alguna vez, desde la empresa, te dijeron algo?
-La empresa no ha tomado cartas en el asunto, porque yo tengo mis conflictos personales con La Anónima, por haber sido delegado en su momento. Así que, con estas cosas no se meten. En su momento tuve advertencias sobre que la empresa no puede permitir carteles de ese tipo en el interior, y los contrarresté diciendo que yo me hacía cargo de todo lo que pase, y que si alguien se quejaba, yo me hacía cargo. Por ahora la voy llevando, pero en cualquier momento quizá me llegue una sanción más severa, y tal vez me lo prohibirán.
Espinosa explicó además que "cuando pasó lo de Santiago Maldonado hicimos una movilización frente a la casa del Gobernador, Mario Das Neves, uno de los responsables de las represiones y también de la desaparición de Santiago. Luego fuimos a Gendarmería, a reclamar que alguien nos diese una explicación de cómo estaba la situación, pero nadie salió. Armaron un vallado con policías en la primera línea, y en la segunda línea estaban los gendarmes con sus armas y gases lacrimógenos. No pudimos ingresar. Allí nos ficharon a todos. Nos sacaron fotos".
Lucas, afanoso lector -entre otros autores- de Eduardo Galeano, militante por las luchas en favor del medio ambiente, movidas anti mineras, por la tierra, y "solidario ante cualquier injusticia para hacer algo al respecto", explica que, junto con compañeras y compañeros de las zonas de Trelew, Rawson y Puerto Madryn, son militantes sociales independientes. "No pertenecemos -absolutamente- a ningún partido político, y en los últimos años nos hemos acercado a las comunidades, en particular a la Pu Lof en Resistencia de Cushamen", añade. "Hemos estado y acompañado cada vez que hubo advertencias de represión. Nos juntamos, les hacemos el aguante entre los que podemos. Algunos nos hemos tenido que venir, y no nos pudimos quedar muchos días, por cuestiones laborales. Pero otros compañeros se quedan más días, o semanas y meses, inclusive", aseguró.
Cuando ocurrieron las primeras represiones en la Pu Lof Cushamen, Lucas se enteró por televisión. Estaba junto a un amigo y sintieron un impulso tras el cual se dijeron: "Vámonos ya, para Esquel, para Leleke, para Cushamen". En un momento estaban tan desesperados por ir a ayudar que no se dieron cuenta que el auto en el que iban a viajar no estaba en condiciones, estaban sin dinero, y entonces lo pensaron mejor. "Nos dijimos: 'Preparémonos, llevemos comida, ropa y lo que haga falta', y así lo hicimos. Y comenzamos el contacto con las Comunidades. Tras eso reforzamos la idea de la lucha, la de la militancia, la de entender que el capitalismo no va más hace rato, aunque insista en seguir a través del brazo armado del Estado, que está para protegerlos. Persiste a través de la televisión, del materialismo, del egoísmo, y de una sociedad que está cada vez más alejada e indiferente del dolor de la gente pobre, de los humildes, los ninguneados, los que no existen porque están invisibilizados. Te puedo asegurar que la gente de los campos, para la gente de la ciudad, no existe. Y lo mismo pasa para con los partidos políticos. Los campesinos no existen para ellos, sólo les interesan los votantes de la ciudad".
Dos derivas para tu nombre, Tehuel
Empezó el juicio contra Luis Alberto Ramos, uno de los procesados por la desaparición y presunto asesinato de Tehuel De la Torre, el joven trans de San Vicente. A más de tres años de su desaparición, nada se sabe de su paradero. ¿Quién tiene el poder de desaparecer un cuerpo?
"Lo único que quiero es que aparezca Tehuel"
Pasó un mes de la última vez que vieron a Tehuel de la Torre. No hay noticias de su paradero, los principales sospechosos no declaran y los medios de comunicación ignoran su desaparición. Luciana Leyes, su compañera, cuenta cómo transita la búsqueda.
¿Y dónde está Rafael Nahuel?
Miles de personas se movilizaron al mes de la desaparición forzada de Santiago Maldonado. ¿Cuántas se movilizarán hoy, a un mes del asesinato de Rafael Nahuel? ¿En cuántas localidades habrá marchas para exigir justicia? ¿Por qué algunas muertes movilizan más que otras?