La soda y los soderos según pasan los años

por El Diario del Centro del país
19 de agosto de 2014

En Ticino, Córdoba, la familia Bastino lleva más de 60 años en el mundo del agua con burbujas. Los recuerdos de cuando la repartían a caballo.

Todo comenzó cuando Antonio Bastino la adquirió a Joaquín Colautti e inició la venta de este producto por las calles de la ciudad y en el negocio que, refacciones mediantes, guarda las mismas dimensiones desde 1952.En aquel marco, el primer colaborador fue Nelso Alasia, quien estuvo trabajando tres años en esta tarea, posteriormente tomó la posta uno de los hijos del propietario, Orlando Bastino.

Luego seguiría en el oficio Luis Valentín Bastino, desde ese momento se encuentra al frente hasta estos días acompañado por su familia.EL DIARIO habló con su actual propietario Luis Bastino, sobre cómo fueron esos primeros pasos.

“Al principio, el reparto se hacía con una bagoneta tirada por un caballo hasta el año 1960. Posteriormente es remplazado por un acoplado engomado tirado por un caballo y luego se cambia por otro acoplado con techo y toldo para proteger la mercadería (no sólo se vendía soda, sino también se repartía gas, gaseosas, vinos). Así funcionó hasta el año 1970, cuando se remplazó por una camioneta con acoplado que es la que se utiliza actualmente” adujo Bastino.

Acerca de los primeros clientes, el propietario de la sodería relató que “muchos lamentablemente ya han desaparecido. El trato era cordial y personalizado, en realidad todo el pueblo eran clientes nuestros”.

Ello se debe a que era la única sodería que había, más aún contemplando que mucha gente de la zona rural llegaba a Ticino a comprarle, como ocurre hasta la actualidad.
Bastino rememora que “repartía a Tienda Neme, Sastrería Abrate, Francisco Muñoz, Librería Gianoni, Kiosko Don Castellano, Enrique Agudín, Jerónimo Páez, Don Palacios, Pedro Pulino, Agustín Pellegrini, Bautista Colautti, Angel Pellegrini, Antonio Salvetti, Bar de Peretto y Panadería Muñoz, entre otros".

Las anécdotas son inevitables en tantos años de trabajo. Allí, quiso dar a conocer una en particular que data del 1984 cuando Juan Lorenzati reemplazó la red de agua corriente. 

Recuerda que “en la zona del boliche de Palacios (hoy calle Hipólito Yrigoyen, entre Córdoba y Bulevar Sarmiento), había una zanja que estaba frente al quiosco de "Nety" Taricco. En una oportunidad, cuando nos bajamos a dejar la soda en ese almacén, volvimos y el caballo no estaba más, pero sí el carro; al animal sólo se le veía la cabeza, ya que se había caído en la zanja”.

Entonces explica que “me acuerdo que fue a la mañana, había mucho barro, lo agarramos de las riendas y el caballo, que se llamaba ?Toscano?, pudo salir”.
El dato de color lo aportan estos animales, cada uno representa un bello recuerdo por la cantidad de años de compañía. Comenta que “la primera fue la ?Mora Atómica?, posteriormente fue el turno de ?El Tranquilo? y cerramos con ?El Toscano?".

Otro hecho anecdótico fue cuando Luis Bastino tenía 19 años. En esa oportunidad, comentó que "las Fiestas Patronales tenían muchos bailes, ese año hubo cinco. Después del último pasé derecho sin dormir a repartir, trasnochado por tantos bailes, le dejé soda a la clienta María Bechero, pero me equivoqué y deposité cinco botellas de vino blanco y me llevé todos los sifones vacíos, la señora reclamó pero se justificaba por lo poco que había dormido".

Según pasan los años

El proceso de elaboración de la soda consta de distintas instancias y hay elementos fundamentales que hacen al producto acabado.
Los sifones de soda se constituyen como esenciales en su producción. Bastino cuenta que "el primero que utilizamos era de vidrio labrado con letras en relieve; luego llegaron los de vidrio marcados a la arena y, en la actualidad, de plástico".

Es relevante también la higiene de éstos, el sodero aclara que "al comienzo los sifones se lavaban con detergente y cepillo todo a mano; en el año 1985 adquirimos una máquina lavadora eléctrica para cuatro sifones; mientras que en el año 2010 se remplazó por una de última generación".

Las máquinas industriales son el otro factor de la elaboración que se han impulsado por los avances tecnológicos y el correr de los años. El propietario de la sodería explicó que "en el año 1952 se utilizaba una máquina que marchaba con motor a explosión a nafta. Posteriormente fue reemplazada por un motor a electricidad y la tercera y cuarta máquina, con mejor tecnología, cuenta con filtros para el agua y dos cargadores".

Finalmente, la última instancia es el reparto. Luis Bastino manifestó que “a través de tantos años de repartir soda fui conociendo a muchísimos clientes. Siempre el trato fue cordial y todo esto me ha permitido ganar amigos y conocidos”. Un emblema de la localidad, un oficio entre las tareas que constituyen y construyen con su labor diaria el sentido de comunidad.

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