"Esto es una caza de brujas"

por Revista Cítrica
15 de agosto de 2018

La policía de delitos complejos de Tierra del Fuego allanó el espacio Par, la casa de un fotógrafo y la de una periodista de Río Grande. La acusación es por realizar pintadas a favor del derecho al aborto en espacios públicos. Secuestraron pañuelos verdes, celulares, libros y computadoras.

"Acá está, ésta es una de las que estuvo cometiendo delitos y vandalismo anoche. Ya saben qué hacer", publicó un policía en su muro de Facebook el miércoles 8, mientras el Senado debatía si la Interrupción Voluntaria del Embarazo debía ser ley. La foto de perfil y el nombre de Gala fueron difundidos a modo de escrache. “Ya saben qué hacer” fue la frase que motivó una catarata de comentarios misóginos, sexistas, violentos, antiderechos.

A menos de una semana de aquel mensaje intimidatorio, allanaron la casa donde Gala, de 21 años, vive con su mamá, su papá y un hermano de 15 años. Cuatro policías entraron, le secuestraron su celular, la computadora, un disco externo y cámaras fotográficas de la familia; revisaron el contenido de los libros de la biblioteca e intentaron llevarse uno que hablaba de aborto. Gala tuvo que desvestirse en el baño, para que una mujer policía asegure que no tenía consigo ningún elemento “peligroso”. “Pusieron mis pañuelos verdes en bolsas selladas, fueron secuestrados. Mis cosas, mis pañuelos, mis libros, todo me revisaron, les sacaron fotos a mi familia. Me trataron como una delincuente. ¿Y todo por qué? Por pensar distinto, por apoyar el derecho al aborto. Esto es una cacería de brujas, una persecución ideológica”.

Medios de comunicación dieron información falsa: dijeron que Gala estaba imputada.

Gala pertenece a la Colectiva Feminista de Río Grande, es periodista y trabaja como productora y conductora de un programa radial local.  Después de ser amenazada por un policía, y de que su casa sea allanada sin motivos, los medios de comunicación de Río Grande tomaron partido a favor de la Iglesia y las fuerzas de seguridad. Acusaron, sin pruebas, a Gala de delitos que no cometió. “Siento el respaldo de compañeras y compañeros, pero también me siento muy atacada. Los medios de comunciación empezaron a hacer campaña para acusarme. Me siento dañada como mujer y como  periodista porque faltan a la ética periodística. Me acusan, dicen que estoy imputada cuando no lo estoy, hasta publicaron fotos de mi casa”.

Yo tengo 21 años y no viví la dictadura pero todo lo que estoy viviendo se le parece bastante. No me siento segura en mi pueblo. Y todo lo que está pasando me da miedo, por mí pero sobre todo por mi familia”, comparte Gala sus temores.

“Nosotros estamos en la misma cuadra donde está la iglesia evangélica que fue vandalizada con pintadas. Somos docentes que tenemos un local donde además de dar clases, hacemos muestras y exposiciones. Y en la vidriera todos los meses un artista realiza una intervención. Este mes tenemos una ilustración de un puño con un pañuelo verde y eso parece que nos hace sospechosos de vandalismo”, cuenta Maximiliano López, artista visual del espacio cultural Par.

¿Cuál es mi delito? Tener pañuelos verdes. Veo una casa de brujas, es una persecusión ideológica.

En el momento en que dos patrulleros llegaron para allanar el espacio, había una profesora dando una clase particular. La notificaron y entraron para secuestrar todo lo relacionado con feminismo y aborto. Y preguntaron si en el local se hacían las reuniones de la organización feminista: “No se referían al feminismo como un colectivo sino como a una organización; como si fuera una organización delictiva”.

Además secuestraron pinceles y pinturas. Solo las verdes, rojas y negras, porque con esos colores se habían pintado a las iglesias. “Era lógico que iban a encontrar pinturas: somos artistas. Soy profesor de grabado, artes visuales y serigrafía. Hago producción, y durante la vigilia, con mi compañera, hicimos pañuelos verdes con el logo de la campaña. La pintura que nos secuestraron es la que usamos para hacerlos”, explica Maximiliano. También secuestraron imanes y pines que habían quedado de una feria feminista. Adentro del local no quedó nada verde. Todo un espectáculo: “Buscan amedrentar yendo a lugares específicos, fue una especie de show. Persiguen a quien tiene pinturas verdes en la ventana. En medios de comunicación circuló que éramos una unidad básica feminista, nosotros laburamos de forma independiente, y por supuesto estamos a favor de la ley”.

El tercer allanamiento fue a un fotoperiodista, del que por ahora se reserva la identidad, que subió a su Facebook las pintadas realizadas en una iglesia. De su casa secuestraron equipos fotográficos y computadoras.

A una comunicadora, un fotógrafo y un centro cultural que lo único que tienen en común es expresarse a favor del derecho al aborto, legal, seguro y gratuito, la policía les secuestró sus elementos de trabajo. Y son acusadxs de pertenecer a una organización delictiva.  “No tienen nada para acusarme de cosas que no hago. No van a encontrar nada. Yo no miento ni tengo nada que ocultar”, asegura Gala; y lo mismo les pasa al fotógrafo y al artista visual. “¿Cuál es mi delito? Tener pañuelos verdes. Veo una casa de brujas, es una persecusión ideológica. Y no me siento segura, quiero cuidar a mi familia. Los medios locales se manejan con el aval de la Iglesia y la policía. No podemos seguir así”.

 

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