“Esa energía fuerte que moviliza me pasa en la cárcel”

Desde 2008 Carolina Iannuzzi da clases de teatro en diferentes penales bonaerenses y federales. Actriz por vocación y formación, en la cárcel ella encontró “la esencia más genuina del teatro”. Del otro lado de las rejas hizo amigas, amigos, improvisaciones y obras inolvidables. También algún que otro “bondi”, porque a la hora de permitir que los presos tengan alguna actividad que los ayude un poco, los guardiacárceles suelen ponerse bien vigilantes; y la Tana por algo tiene ese apodo. Esa pasión, esa militancia, ese poner el cuerpo es valorado por sus alumnos -ella odia esa palabra, porque significa sin luz-, que a poco de conocerla, si bien la toman como maestra, la consideran una compañera, una amiga.

Afuera de la cárcel, la Tana nunca se olvida de los que siguen adentro. Y menos a la hora de hablar de política, de “la realidad del país” (que es la realidad carcelaria también), de la democracia (que no existe en la cárcel) y de teatro: “Amo actuar, la paso bárbaro, no minimizo lo demás. Pero esa energía fuerte que me moviliza me pasa en la cárcel”. Esa energía excede a su pasión por dirigir y actuar. Y la Tana también escribe. Y lo hace muy bien. Mantiene el filo y la lucidez provocativa tan suyas en la conversación, también a la hora de escribir. Eso no es fácil. Como tampoco lo es transformar vivencias dentro de la cárcel en poesía. Poesía que ella tantas veces descubre en medio de la mierda.

Crónicas Tumberas es su primer libro, en donde se ve muy claro cómo las cárceles sirven para cualquier cosa menos para la famosa reinserción social.

"Crónicas Tumberas-Versión oral y pública" es el espectáculo que presenta Carolina Iannuzzi este domingo 28 de agosto a las 17:30 en La Casona, Corrientes 1975. Las entradas son limitadas y se consiguen por Plateanet (5236-3000). Desde acá lo recomendamos y reproducimos uno de los textos del libro.

GLAMOUR

Un caminito de purpurina queda como huella de los taconeos en alta definición.

El jolgorio tapa el ruido de las rejas que se van cerrando cada 10 metros.

Mientras dura ese desfile, el pasillo carcelario es una pasarela de modelos que, como en una especie de mala negociación, determinaron ser el género que cada 48 hs. es una menos.

A veces veo culpa en la mirada de ricos con corazón, cuando entienden que lo que me cuesta tanto a ellos les tocó.

Veo a las chicas del pabellón trans y pienso lo mismo: existe una manera aún más difícil de ser mujer en este mundo hostil.

Posamos con los diplomas impresos en hojas A4 como si esas fotos fueran a salir en revistas famosas.

La ganadora del concurso de escritura defiende su premio de un potencia saqueo clavándole las uñas postizas a la francesita.

Juana la loca me reclama que no haya votado su texto pero me perdona, y nos veo y pienso: somos la versión INCAA de una película Almodóvar.

Mientras hablamos de nuestra literatura, algunas sacan el espejito para retocarse el maquillaje abajo de un tinglado, una tarde de 37 grados.

Como si no supiéramos

que ese instante exacto

es la poesía que ganó el primer premio.