El origen del heavy metal

por Hernán Zyseskind
25 de noviembre de 2016

Black Sabbath se despide de la Argentina con un show en el estadio de Vélez. Te contamos cómo los cuatro británicos escribieron una nueva página en la historia del rock. La vida de Iommi y sus riffs oscuros y siniestros envueltos en un halo de misterio fueron el inicio de todo.

“Satanás está sentado allí, sonriendo”, canta Ozzy Osbourne en la canción Black Sabbath, del disco homónimo de 1970. El riff de ese tema, en su álbum debut, parió desde las entrañas de su arte musical un nuevo hijo: el heavy metal. Y ya nada fue igual. Quizás sin proponérselo, el cuarteto inglés integrado por Ozzy, el guitarrista Tony Iommi, el bajista Gerard Butler y el baterista Bill Ward, comenzó a escribir una nueva página en la historia de la música. Cada vez que uno escucha esa canción, ese riff te sacude el cuerpo. El clima denso y pesado mezcla un sonido oscuro, macabro y malévolo que consiguió miles de adeptos desde comienzos de la década del 70 hasta hoy.

Bajo el nombre de Earth, las primeras dos canciones que compusieron fueron Wicked World y, justamente, Black Sabbath. “Sabíamos que teníamos algo especial; podías sentirlo, erizaba el pelo en tus brazos, se sentía diferente. No sabíamos de qué se trataba, pero nos gustaba. A mí se me ocurrió el riff para Black Sabbath. Toqué dom-dom-dommm y fue como “eso es”. Construimos la canción desde ahí. Tan rápido como toqué el riff dijimos: uy dios, eso está muy bueno. ¿Pero qué es? No lo sé”, relata Iommi en su libro autobiográfico Iron Man.

Birmingham es la ciudad natal de los cuatro músicos que formaron Black Sabbath, y también de la legendaria Judas Priest. Iommi es el único que se mantuvo siempre en la banda, por lo que es el alma mater de la misma. Para entender el nacimiento del heavy hay que conocer la vida de Iommi y recorrer la ciudad donde nació. El líder y compositor tuvo una infancia infeliz, con un padre poco afectivo. Abandonó a los 15 años el estudio para trabajar en una fábrica y ayudar a su familia. Sufrió la ira paterna y la violencia de una educación que permitía a los maestros abofetear a los alumnos o pegarles con una vara en la espalda. Al igual que sus compañeros de banda, odiaba la realidad que se vivía en ese entonces en su ciudad gris y decidió largar el empleo para dedicarse a tocar música de manera profesional con el grupo The Birds & The Bees. Pero no fue fácil porque en su último día laboral se rebanó dos dedos mientras cortaba una hoja metálica, un trabajo que él no realizaba generalmente. Sus sueños se hicieron añicos. Pero no claudicó ni mucho menos bajó los brazos. Demostró una actitud heavy ante los problemas que le presentaba la vida en su adolescencia. La misma que tomaron como causa los metaleros alrededor del mundo: para muchos, el heavy metal es un estilo de vida que va más allá de la apariencia de una prenda de vestir.

Iommi se fabricó unos dedales con plástico y cuero e inventó una forma distinta de tocar la guitarra que lo beneficiaba ante su discapacidad. Así fue como le dio más sustain y fuerza a su viola pariendo notas distintas a las de la época. Sus riffs eran oscuros y siniestros envueltos en un halo de misterio. Sin saberlo había creado un nuevo sonido y fue el del heavy metal.

Birmingham, la cuna del metal

Es una ciudad distinta a todas. Allí se gestó el género que todo metalero lleva en la sangre. Aún en pleno verano, el sol no aparece. Así, el gris toma posesión del cielo y pinta un cuadro sombrío y depresivo durante el día. Birmingham, conocida como la ciudad de los mil oficios, fue el motor de la revolución industrial inglesa y es, actualmente, la segunda ciudad más importante en la economía de Inglaterra, después de Londres. Tiene una fábrica en cada esquina. Aún hoy, en la distancia de las épocas, se reconoce allí algo de esa pesadez sombría con la que se criaron los miembros de Black Sabbath. Una ciudad que da la sensación de no tener esperanzas para la juventud. Como si la historia de la música que cambia a la historia de la música se repitiera. Birmingham fue a Black Sabbath y a una generación de jovenes algo muy similar de lo que fue muchos años después Seattle para Nirvana, Kurt Cobain y otra generación de jovenes. Ni blanco ni negro. Gris. Ciudades grises, color máquina, con cielo de neblina y lloviznas eternas. 

Así es también el barrio natal de Ozzy Osbourne en Aston, actualmente tierra de musulmanes. La construcción de casas similares, típico de los barrios ingleses, ofrece una imagen opaca y aburrida bajo ese manto gris plomo que oprime los deseos y vuelve necesaria a la música para poder expresarse. Solo en un lugar así podían mezclarse la rebeldía de los cuatro músicos de Black Sabbath para crear algo distinto bajo un sonido metálico y oscuro. 

 

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