DEFENSOR DE LOS POBRES PATRONES

por Revista Cítrica
12 de noviembre de 2012

Si usted tuviera un cargo público y tuviera que elegir entre ayudar al señor empresario que se fugó con todo su capital y dejó en la calle a varias familias o ayudar a los trabajadores que la remaron y crearon cooperativas para mantener las fuentes de trabajo, ¿por qué opción optaría? Bueno, el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires decidió optar por la primera opción.

Mauricio Macri vetó la ley que protegía a las empresas recuperadas en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires, con lo que una treintena de empresas, que emplean a unos 2000 trabajadores, corren serio riesgo de ver peligrar su continuidad.

El jefe comunal dejó sin efecto la ley 4008, que prorrogaba el plazo del ejecutivo para cumplir con otra norma, la 1529, que declara “de utilidad pública” a las empresas recuperadas y ordena al estado de la ciudad a tasar los inmuebles y expropiarlos, a favor de las nuevas administraciones de trabajadores, cosa que nunca ocurrió desde la sanción de la ley, en 2005.

Al caer la protección legal las empresas recuperadas quedarían de vuelta a disposición de sus antiguos dueños. O sea de las personas, que en la mayoría de los casos, las abandonaron y vaciaron en tiempos de crisis.

El jueves, a las 19, se realizará un plenario en la sede de la UTE(Unión de los trabajadores de la educación) donde se convocó a las cooperativas de trabajo, organizaciones sociales y dirigentes para elaborar una postura común y, además, coordinar medidas de fuerza en la calle.

Diez años después del aniversario de las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001, fecha fundacional para muchos de los movimientos cooperativos, Mauricio Macri quiere devolverle las empresas a(como brillantemente los llamó Plácido Peñarrieta, de la gráfica cooperativa Chilavert) los pobres patrones.

Cuentan que a principios de esta década, en plena crisis económica el antiguo propietario de Chilavert se acercó a los trabajadores y, en un acto de honestidad, les dijo:“Acá primero me salvo yo, segundo yo, y tercero yo”. Gracias al veto de Macri, aquel propietario tan corajudo ahora sí podría cumplir con su objetivo de salvarse y cagar al resto.

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