ANCLA, historias de la comunicación militante

Flora Bagú se define como una militante política en los 70 y subraya que hoy lo sigue siendo. Comenzó como militante de base en Villa Itati y en 1976 pasó a la Ciudad de Buenos Aires, para participar en el área de comunicación en la Agencia de Noticias. Al principio no supo que trabajaba para el ANCLA. Ni que su jefe superior era Rodolfo Walsh.

Sí lo supo cuando un grupo de tareas de la ESMA secuestró a su compañero Carlos Enrique Bayón el 22/12/1976 junto a su hija de tres años, en una cita callejera. Unos meses después el mismo grupo se encargó de Walsh.

--¿Cuál era tu tarea, cómo obtenían la información y cómo lograban comunicarla?

A las 6 de la mañana debía escuchar a través de una radio con frecuencia policial, las conversaciones, órdenes y sucesos que ocurrían durante esas 4 horas que yo cubría. Esto se registraba en un cuaderno, con horario, noticias, etc.

Recuerdo cuando vino AMNESTY INTERNACIONAL a visitar el país. La conversación policial decía: “?!!!atento aquí halcón, palomas arribando!!!”

Escuchaba tiroteos en distintos puntos, allanamientos en casas con sus direcciones, resultados de la acción?nada podíamos hacer por aquellos compañeros, mas que informar!!

Otros militantes tenían las escuchas militares y realizaban la misma tarea que después eran centralizadas.
Este material era pasado a otro compañero que juntaba las novedades del día y confeccionaba un listado diario. La redacción final, tomando las situaciones principales, la realizaban los compañeros de los niveles
superiores y las supervisaba Rodolfo. Muchas veces los informes los redactaba él mismo.

--¿Qué estrategia creaban para lograr la comunicación?

Estos informes eran copiados con mimeógrafos, ensobrados con direcciones de diarios y revistas, canales de televisión y radio, empresas, embajadas y diversas otras instituciones y medios. En esta etapa de distribución los sobres eran estampillados y se llevaban de a diez a los buzones del correo que existían en aquellos años, en esquinas u oficinas de correo.
La comunicación entre militantes se realizaba haciendo citas, en números telefónicos alquilados (común en ese entonces) pidiendo que se le comunicara al Sr. Pardo que enviara el pedido o que pasara por el local de la librería a las 15hs. El Sr. Pardo no era tal y la librería tampoco, solo tratos hechos anteriormente para verse en determinada calle y cuadra, caminando y simulando un encuentro casual.
Cada militante tenía un número telefónico previamente determinado, también su nombre, para dejar o recibir mensajes. Este mecanismo generalmente funcionaba. No fue el caso cuando lo secuestraron a mi compañero Carlos aquella tarde. No volvió por la noche y a la mañana dejé dos mensajes con citas a mi jefe para verlo, él no levanto los mensajes a tiempo, y finalmente a través de un mínimo recuerdo y situaciones previas pude encontrarme con Rodolfo y contarle lo ocurrido.También pasaba que compañeros “quebrados” pasaban citas donde luego marcarían a la persona citada produciéndose así una cadena de secuestros.

--En medio de tanta tragedia, ¿alguna anécdota graciosa?
Siii. Mi compañero de entonces, Carlos, me había dado la indicación de llevarle a Rodolfo cierta información en carpetas, a una calle determinada de Barrio Norte. Era Domingo. Puse las carpetas en un lindísimo canasto peruano colorido. Llegué a esa calle y compre un ramo de flores que puse dentro del canasto. Camine, me encontré con Rodolfo, nos saludamos y cruzamos unas palabras. Justo en mi intento de sacar las carpetas, él toma el canasto de mis manos y me dice adiós. Así fue como perdí mi canasto y mis flores!!!

Por Cooperativa Topos y colibríes