24 de marzo: más que nunca, nunca más

por Adriana Meyer
Fotos: Juan Pablo Barrientos
20 de marzo de 2024

El contexto de un Gobierno que reivindica las violaciones a los derechos humanos de la dictadura refuerza los motivos para salir a la calle. Qué piensan sobrevivientes, familiares de víctimas del genocidio y la militancia juvenil. Cómo se articulan las consignas de los setenta con este presente de hambre y concentración económica.

Marchar los 24 de marzo es una sana costumbre que permanece en el tiempo, de esas que pasan de generación en generación. Sin duda el aniversario del golpe de Estado es la cita anual impostergable que nos convoca a la gente suelta y a la militancia en las calles para evocar la memoria de las víctimas del genocidio y repudiar la dictadura que comenzó en 1976.

Sin embargo, estamos en un contexto especial porque ocupa el poder un grupo de personas que reivindican el terrorismo de Estado, un Presidente que pone en duda los 30.000 detenidos desaparecidos y su Vice, una activista castrense que desde hace décadas acompaña a los verdugos, los visita en las cárceles y ahora que tiene cargo organiza actos en homenaje a las víctimas de la guerrilla, en una puesta en escena de la teoría de los dos demonios. El clima de época cambió y aunque los procesos de juzgamiento del genocidio siguen su marcha, lenta pero firme, los represores se felicitan públicamente entre sí y hacen alarde de haber realizado un bien a la humanidad mediante el secuestro de los hijos de los desaparecidos.

Javier Milei y Victoria Villarruel son coherentes, hay que decirlo, y comenzaron sus mandatos con represión a las protestas que ya generan sus políticas de ajuste salvaje. Por eso me encuentro en el Anexo del Congreso, en una audiencia convocada por el bloque de Diputados del Frente de Izquierda para repudiar los protocolos represivos de la ministra Patricia Bullrich, con Carlos el Sueco Lordkipanidse, integrante del Encuentro Militante Cachito Fukman y sobreviviente de la ESMA en 1978. De inmediato surge la coincidencia respecto de la marcha. 

“Este 24 de marzo tiene una característica especial. Desde el gobierno de Alfonsín hasta nuestros días todos pretendieron la impunidad de los genocidas, de una u otra manera, dictando leyes e indultos, entorpeciendo a la justicia. Pero este Gobierno reivindica el accionar de la dictadura cívico-militar-eclesiástica, no es solamente negacionista del genocidio y de la existencia de 30 mil detenidos desaparecidos y pone otro número, como si otro número fuese aceptable”, me dice el Sueco.

Rodeado de compañeros y compañeras, Lordkipanidse explica: “Tiene mayor importancia la participación en la marcha de este 24 porque lo que se esconde detrás de esta reivindicación es el mismo programa económico, político y social que trató de implementar la dictadura allá por 1976 con Martínez de Hoz a la cabeza en el Ministerio de Economía. Esta vez no hizo falta un golpe, este Gobierno llega a través de los votos. Pero lo único que nos dejó el Gobierno genocida fue hambre, miseria, deuda externa y las consecuencias que hasta hoy venimos pagando. Por lo tanto, aceptar mansamente que el mismo proyecto se vuelva a imponer nos llevará a un nuevo fracaso, seremos responsables ante las futuras generaciones”. 

Al rato, antes de despedirse, arenga: “Nuestro pueblo da las luchas en las calles, solamente ahí pueden darse vuelta las pretensiones reaccionarias de los gobiernos, nuestro poder está en las calles, y este 24 de marzo tiene que manifestarse de manera tan contundente que a estos señores y señoras les llegue el mensaje de que no pasarán. Ése es el objetivo, este 24 tiene que ser tan masivo para que no queden dudas de que este pueblo es el que nació de las rebeliones populares. Allí nos encontraremos”.

 

Los dos demonios, las dos bibliotecas

Dentro de su lógica, no sorprendió que Milei haya nombrado en la Secretaría de Derechos Humanos al ex juez Alberto Baños, que consolidó la impunidad en uno de los casos emblemáticos de represión estatal en democracia, la desaparición del policía armenio Arshak Karhanyan. El ex magistrado había dicho ante los organismos de derechos humanos –que fueron a su despacho sin pedir cita previamente– la frase de moda, “no hay plata”. Y ya comenzó el desmantelamiento de algunos de los programas de Memoria, Verdad y Justicia. También está en duda la continuidad de la participación de abogados querellantes de la Secretaría en los juicios de lesa humanidad, como también en los referidos a casos de violencia policial ocurridos en democracia. 

En su fallida presencia en el acto de inicio de clases del que fuera su colegio, el Cardenal Copello, entre burlas a los zurdos y alusiones a las “asesinas de pañuelos verdes”, el Presidente instó a los y las estudiantes a leer "las dos bibliotecas" sobre lo que pasó en la dictadura. Pocas horas después, Pablo Llonto aprovechó su alegato en el juicio Brigadas para darle una contundente respuesta. 

“Fue una invitación a que leyeran las bibliotecas de los genocidas, algo así como si en Europa algún jefe de Estado dijera ‘agarren la biblioteca de los nazis para encontrar las explicaciones de por qué había que exterminar a judíos, gitanos, homosexuales, comunistas, y así se forman una idea’”, dijo el abogado de derechos humanos.

Y es precisamente de ese juicio que Teresa Laborde, hija de la sobreviviente Adriana Calvo y nacida en un campo de exterminio, espera respuestas. Tere también se apresta a marchar el domingo y me cuenta sus razones. “Este 24, como todos los 24 desde que tengo uso de razón, marchamos por los y las 30 mil, que levantaban la bandera de la empatía, de ni un niño ni una niña pobre en estos territorios, de distribución equitativa”. 

Ambas pensamos que es un momento para reclamar todas esas banderas. “Hablando de estas infancias que no llegan a cubrir sus necesidades básicas y viven en situaciones denigrantes como no poder comer ni poder ir a la escuela, este año tenemos que salir todos juntos porque cuando marchamos un 24 denunciamos la impunidad de ayer y la de hoy”. 

Para ella, más que nunca es necesario relacionar esa dictadura con lo que nos pasa hoy. “Nos dijeron que era militar pero en realidad fue del poder económico y empresarial, de los acumuladores de siempre que hoy tienen un Presidente y una Vicepresidenta que están dispuestos a entregar todos los territorios, acá ya no es cuestión de patria. El Plan Cóndor (N.d.R: Operativo de represión conjunta en Argentina, Paraguay, Chile, Uruguay, Brasil, Ecuador y Perú) tampoco fue de patria, fue un plan económico regional, los militares fueron el brazo armado. Nos van a dejar sin agua, se agarran de todo lo que hicimos mal en democracia, que es más que ir a votar, es reclamar a quienes nos representan con nuestros votos que defiendan nuestros recursos naturales, nuestro derecho a informarnos, porque es una época donde parece que los hechos no importan”, razona. 

 

Tres generaciones 

En lo personal, para Teresa es un 24 de marzo muy especial porque hace pocos meses apareció el nieto Daniel Santucho Navajas. “Mi vida transcurrió sabiendo que hubo unas 20 mujeres muy valientes, entre ellas Cristina Navajas que me salvó la vida y la identidad, además de darle su ración de comida a mi mamá porque me tenía a mí de bebé, siendo que todas las demás que habían parido en el Pozo de Banfield no tenían a sus hijos e hijas, se los robaron. Sólo apareció Daniel. Este año debería salir la sentencia del juicio Brigadas donde están procesadas las personas que saben dónde están todos los bebés que nacieron allí”, explica mientras compartimos un café del microcentro. 

En una época en la que te pueden matar por la espalda por robar un celular o una manzana es bueno recordar que esta gente robó personas, saben dónde están con una identidad falsa, y sin embargo están en sus casas muy cómodos con una prisión domiciliaria. Aunque tengan condena en el marco de un genocidio, andan sin tobillera y piden la libertad condicional pero realidad salen cuando quieren, a casamientos y cumpleaños de 15. La impunidad siempre trae más impunidad”, agrega.

Los más jóvenes también se preparan para la movilización. Janaina Daporta está en 4to año del Colegio Mariano Acosta, faltan pocos días para el 24 e intercambiamos anécdotas de diferentes generaciones de militancia estudiantil. “Es importante salir a las calles este 24 de marzo porque hoy más que nunca se está poniendo en duda nuestro pasado, y la mejor manera de recordar es mostrando públicamente que la historia está, dejó una huella y logra marcar nuestro camino para el futuro. Se trata de definir un objetivo, construir un sentido, darse una estrategia, no olvidar nunca de dónde se viene y reivindicar a los que caminaron antes”, me dice con lucidez.

Al día siguiente participo, como cada año, de la presentación de la actualización del Archivo de Personas Asesinadas por el Estado, que elabora la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi). Me sigue pareciendo una triste paradoja que hayamos sido capaces de montar el juzgamiento del genocidio pero mantengamos tan altas las cifras de violencia policial y represión estatal. 

Acaso el botón de muestra más evidente sea el incumplimiento de la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en la causa de Walter Bulacio, que ordenó al Estado Argentino terminar con el sistema de detenciones arbitrarias, donde se produce el mayor número de muertes. Ese fallo tiene 20 años y ningún gobierno le dio cumplimiento.

Acompañaron a la abogada María del Carmen Verdú las diputadas Myriam Bregman y Natalia Zaracho. “El 24 de marzo vamos a construir una gran movilización para discutirle a este Gobierno sus ideas negacionistas y su represión permanente. La única medida efectiva que tenemos contra la represión es la masividad”, expresó Bregman.

 

La calle, territorio de memoria y de lucha

Faltan algunas horas para el 24 y me dispongo a mi clase con la bailarina y profesora Lucía Herrera, hija de Mario Waldino Herrera, periodista desaparecido y muerto en un cuartel de Bahía Blanca. “Hoy hay más razones para ir a la plaza, estamos frente a un Gobierno que reivindica a los genocidas, como lo ha hecho la vicepresidenta Victoria Villarruel, y si no lo hace más seguido es porque el pueblo ha combatido ese discurso, y lo ha combatido en la calle”, me dice.

Mientras extiende el mat, sigue: “Cada logro en el camino de la memoria, la verdad y la justicia lo conseguimos en la calle, cada juicio se ganó primero en la calle”. En su mirada, “es prioritario que este 24 de marzo hagamos una marcha unitaria, que enfrentemos el protocolo represivo de Bullrich, que precisamente pretende que no ganemos la calle, entonces hay que estar más que nunca”.

Termino de elongar y me quedo unos instantes quieta, con los ojos cerrados. Es cierto que no pudo ser una sola convocatoria pero estoy segura de que seremos una única masa colectiva movilizada en las calles, porque es de las mejores tradiciones populares de este pueblo que no negocia la memoria del genocidio que padeció.

Entonces, este 24 de marzo tan particular marchamos por la memoria y por el presente, contra la impunidad de ayer y la de hoy. En las calles más que nunca nos vamos a encontrar.

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